- Habia estado caminando por la ciudad, en busca de Kureha. Veía los aparadores de las tiendas, pensando en algunas prendas de ropa que le gustaría obsequiarle a su querida amiga. El caos por un instante reinó y su mirada cambió de golpe, volteando hacia el lugar donde provenían los estruendos. Un escalofrío recorrió su espina dorsal y para pronto, se echó a correr hacia el lugar. -

Kureha...

- Ese nombre era lo único que le venía a la mente, mientras su mirada, su rostro, todo dentro de ella se distorsionaba. Kureha había sido su primera amiga, una persona que no le juzgaba y le aceptaba tal cual era y que le cuidaba a pesar de todo; su corazón latía con fuerza, quería llegar a tiempo, el dolor en su alma hacia estragos dentro de si, pues no quería perder a su amiga.

Para pronto, llegó al lugar, viendo el caos ante sus ojos, y entre gruñidos y un derroche de emociones, solo emitió la palabra (Nombre) que todo su ser y su alma repetían -

¡Kureha!