Iba lento, con cuidado y sobre todo, atención en cada caricia, en casa trazo de piel que sentía bajo sus dedos y que resultaba tan agradable ante la suave y lozana superficie de dulce aroma, un aroma adictivo que se llevó para si mismo al rozar la nariz por su cuello sin dejar de lado sus caricias, mismas que ya eran agarres plenos a sus formas, realzando incluso el volumen de éstas bajo la tela de su ropa; imprimiendo especial atención a esas pequeñas zonas sensibles en ella.- Aún no he comenzado realmente. -Musitó con el tono rasgado y un ligero apretón de su mano, dándole un pequeño empuje que anunciaría el andar que comenzaría; quería llevarla dentro de una vez y darle más de las atenciones que bien sabían compartir.
Tenía que admitir que la tranquilidad ajena era curiosa, divertida de admirar sobre todo conociendo a aquel hombre, tan irrefrenable, alguien en quien la sutileza se creería inexistente si se tomaba solo la primera impresión que solía causar. Sin embargo ahí estaba, regalando caricias cuidadosas, aunque no por ello tímidas o decorosas, pues cada vez esas ásperas manos se tomaban más libertades, aprovechando la apertura de sus ropas -Mmnh, tal vez si lo hice... aunque admito que estás compensando bien tu ausencia- Como buena soberbia, adoraba que llegasen a darle atenciones.
-Cerró los ojos ante la caricia, siendo visible sólo uno de éstos. Mientras se ocupó de su cuello, atendiendolo en roces suaves y besos breves que no iban de la mano con su actuar desenfrenado.- Hnn... No lo haría de nuevo. -Subió hasta su lóbulo, consintiéndolo entre sus labios, tomándolo, marcándolo al deslizar la mano de su cintura al plano de su vientre hasta subir por su abdomen y tentar el comienzo de sus senos, haciéndose espacio entre la holgada y ya desordenada prenda para sentir a detalle su tersa piel.- ¿Me echaste de menos? -Inspiró al darle tregua al lóbulo, relamiéndose los labios.-
Soltó un suspiro al sentir los labios ajenos recorrer su piel, permitiendo que le acercara hasta que su cuerpo se apegó al ajeno, acoplando sus curvas a la forma de Elyas, se mordió el labio con ligereza para evitar que un quejido leve se escapase de su boca al sentir como los dientes del azabache se encajaban en su hombro, dejando una pequeña marca en la nívea piel de la sucubo -Me habría sentido ofendida si la hubieses rechazado- Musitó mientras elevaba una de sus manos para posarla en la mejilla ajena, regalándole una caricia suave.
-La mano libre halló actividad al situarse sobre la curva nacida en el linde su cintura, tomándola con ahínco para atraerla hacía si mismo al estar detrás suyo para no sólo rozar la piel de su espalda con los dedos; sino que sus labios se unieron al acto, centrándose en el hombro que tan expuesto se encuentra.- No puedo evitar una invitación tan generosa, mucho menos si viene de ti. -Mordió el hombro con fuerza moderada, yendo a su cuello después para aspirar su aroma, ese que hacía tiempo no percibía.-
Una suave risa se coló por entre sus labios al sentir el áspero roce de los dedos ajenos, la piel de su espalda se erizó bajo su tacto y su mirada se fijó de soslayo en el rostro ajeno, provocativa, pero a la vez divertida, orgullosa del efecto que bien sabía provocar en los hombres con su cuerpo -¿Y por qué no habría de hacerlo? Si verte venir a mi es todo un deleite-
Lo sabes y le sacas provecho. -Deslizó los dedos por el níveo y terso lienzo de su espalda, trazando un camino que llegó hasta la nuca donde consintió la zona con mayor presión al hacerse de sus cabellos por unos segundos y nuevamente bajar por su piel.-
