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Cuando ella dijo "todo" sus dedos no pudieron evitar desgarrar la corteza del tronco que fungió como asiento, quedaron marcados estos, instintivamente empleó mucha fuerza en su agarre, señal de genuino nerviosismo. Su sonrisa amigable se borró, al ella murmurar aquél cerró los ojos, más atento que en todas las aventuras antes vividas; le robó a Liviet casi un minuto de su vida y su tortuosa velada—. Sí, esta noche puedo decírtelo.
Erguido, extrañamente digno y con un mirar inhumano, se centró él en los celestes ojos de la noble; el saber prohibido emergió de sus labios:
— Un nuevo sueño no es distinto a un nuevo mundo, uno que cubrirá todos tus recuerdos y te encerrará aún despierta; no podrás controlarlo —explicó con preciso (aunque aparentemente enmarañado) detalle—. Es menester el saber la procedencia de tu martirio, pues de sueños nosotros hablamos de tres esferas.
Hasta entonces habló con frialdad, pero al ser extremadamente precavido sus ojos buscaron en todas [...]
Erguido, extrañamente digno y con un mirar inhumano, se centró él en los celestes ojos de la noble; el saber prohibido emergió de sus labios:
— Un nuevo sueño no es distinto a un nuevo mundo, uno que cubrirá todos tus recuerdos y te encerrará aún despierta; no podrás controlarlo —explicó con preciso (aunque aparentemente enmarañado) detalle—. Es menester el saber la procedencia de tu martirio, pues de sueños nosotros hablamos de tres esferas.
Hasta entonces habló con frialdad, pero al ser extremadamente precavido sus ojos buscaron en todas [...]
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