Afiló la mirada, las bromas de Kayley no eran las mejores o quizás la joven maga no tenía tan buen humor como se podría llegar a pensar. Ese brazalete y un collar eran de las pocas pertenencias que le quedaban como noble, el emblema de su familia. En cierto punto la semielfa tenía razón, era demasiado llamativo y quizás por eso optaría por tomarlo (no de una manera muy gentil ya que prácticamente se lo arrebató) y guardarlo en sus pertenencias. — Eso no es de tu incumbencia. Dijimos que estaríamos bien sin tener que hablar una de la otra, además...¿No dijiste que saldrías a buscar alguna cacería que pudiéramos tomar? — Cuestionó cruzándose de brazos y ladeando con curiosidad su cabeza.
—O quizás lo intercambié por unos frijoles mágicos...— Dejó por ahí su bebida y se acercó a ella, le mostró sus manos vacías, y con un movimiento hizo aparecer el brazalete entre sus dedos, un truco de ilusionismo para niños. —Claro que se cuanto vale y planeaba comprar seguridad lo cual es mejor que un adorno que parece gritar que nos maten y te corten la mano para quitártelo, pero me arrepentí al final...— Lo extendió hacia ella. —Tienes gustos demasiado exhuberantes para alguien que duerme en pocilgas como esta.
En aquella guarida no había nadie más que pudiera interferir si decidía tomar su rifle y disparar a la ladrona en la cabeza. Suspiró tomando un poco de paciencia y se encogió de hombros. — No me des evasivas. — levanto una ceja. — Seguramente lo usaste para comprar esa cerveza...¿Tienes idea de cuánto valía?
