Ésto era un problema. Sobre su cabeza yacían un par de orejas y le había crecido una cola felina. Todo ésto resultado de un accidente al chocar con un alquimista que iba de camino al bazar, cayéndole encima una variedad de viales de dudosa procedencia. Si estuviera en Mondstadt estaba segura que se solucionaría su predicamento rápidamente con la asistencia de Albedo y Sucrose. El único problema era que no estaba en la ciudad de la libertad, sino en Sumeru, tendría que buscar ayuda probablemente con un alquimista o buscar al tutor de la pequeña Collei. [...]
Tenía entendido que el joven tutor era una persona bastante confiable y con una buena cabeza sobre sus hombros. De acuerdo a su dulce Collei, el híbrido era solicitado constantemente por la Academia e incluso daba pláticas en Pardis Dhyai. Estaba claro, aunque lo más fácil sería ir con un alquimista ahí mismo en la ciudad de Sumeru, prefería ir en busca de Tighnari para solicitar su ayuda a la aldea Gandharva.
Estaba lista para comenzar su caminata, pero antes de poder emprender su corto viaje; gracias a su sentido del olfato el cual era ahora más sensible, captó un rico aroma que venía del Puspa Café. El tutor de Collei podría esperar, además no es que la esté pasando mal con sus nuevas adiciones peculiares.(?)
