-Las caricias fueron capaces de apaciguar cualquier duda. Se sentó frente a ella tan buenamente como pudo, tolerando como podía sus heridas. Al carecer de la capacidad de hablar, no le quedaba más que ese gesto para demostrar que confiaba en ella-

-Así como ella podía notar algo inusual en su mirada, él tampoco pudo notar verla con curiosidad. No sólo era su parecido con los zora lo más llamativo, su actitud y conductas no pasaron desapercibidas para el lobo, que ahora la observaba con curiosidad, intentando parecer lo suficientemente dócil, teniendo cuidado a todo momento de no exaltarse o realizar algún gesto incómodo o que pudiera parecer amenazante.-