« Back to Album · Next »
Ciudades abandonadas.
 
Newest First | Oldest First
El guardian levanta el rostro y observa la cúpula. Los débiles haces de luz llegan a ellos, apenas sintiéndose sobre la piel. Linden divaga un poco entre lo que ha recopilado hasta el momento. Una desaparición repentina, el lugar destruido, las leyendas y maldiciones.

Cuando devuelve su atención, parece como si el tiempo se detiene, expectante de la conclusión. — Los puedes sentir porque en parte están muertos. De eso se tratan las vibraciones. Vivos y muertos atrapados, pero no acá.

En otra dimensión.
—Debería ser de muerte.

En ocasiones, olvidar la naturaleza humana era complicado. Esta dictaba que nada había más allá de la muerte pero tener la capacidad de viajar de una dimensión a otra ampliaba la perspectiva. Dejaba atrás las reglas.

Linden se queda en silencio. Sus facciones apenas han cambiado pero para el ojo crítico y más experimentado, se puede presenciar el atisbo de satisfacción. Está complacido con lo que Sabriel acaba de deducir en un periodo de tiempo tan corto comparado al propio que ha consistido de reiteradas visitas. Una de sus manos viaja hacia la de la pelinegra y presiona. Un gesto de apoyo y confianza. O uno que busca poder sentir esas vibraciones con más fuerza. Conociendo al guardián, todos deberían decantarse por la segunda alternativa.

Viendo a Sabriel como un medio para el propósito. A eso se resumen muchas de sus acciones. La indignación y sorpresa se han quedado años y atrás, solo queda resignación.

—Están acá, Sabriel.
SabrielWolrick · 31-35, F
... en silencio. Unos segundos después, susurró.

—¡Es música! Aquí no hay energía, Linden. Todo es música, sonido y vibraciones. Escucha —deslizó la mano de la chaqueta al hombro del chico y le dio un apretón mientras cerraba los ojos. Poco a poco el repiqueteo del tambor comenzó a hacerse más fuerte, más grave, más constante. Tan potente que segundos después las ondas retumbaban en sus cuerpos. El sonido no venía de la grieta que había identificado apenas cruzaron el umbral de la ventana. Provenía del techo, de la estatua, del aire y terminaba en el agujero profundo del piso, donde la luz desaparecía. —Esto no es sólo sobre un caso de muerte, ¿cierto?
SabrielWolrick · 31-35, F
Se sorprendió del propósito. No porque no congeniara con la personalidad de Linden o lo que conocía de él hasta ahora. Simplemente porque no lo había pensado antes. Él era un amante de las criaturas, un pequeño ermitaño del espacio. Nunca lo había visto como un buscador o alguien que ayudase a otras personas. Pensar en eso y descubrir un nuevo lado del eterno le provocó más confianza, una que había perdido ligeramente tras la pelea que tuvieron su hermano y él.

—No —confesó. Había una clara distinción de lo que percibía en ese momento. Sabriel podía escuchar las protestas y las llamadas de ayuda de las almas que no lograban transitar de este mundo a las puertas de los dominios. Como una puerta semi abierta al Inframundo que estuviera atrancada, con los muertos en medio de la pequeña abertura. Pero no percibía una presencia oscura o maligna.

Pisó la última huella de Linden y lo sujetó de la chaqueta oscura desde atrás; deteniéndolo. Levantó la otra mano despacio para mantenerlos
No pierdas el hilo. — Tiene dos razones para llevar consigo a la melliza. La primera por su potestad de traer a las almas de vuelta; la segunda por curiosidad de verla desenvolverse a más de dos metros de distancia de su hermano. — De hecho, vamos a averiguar cómo han muerto, es un misterio hasta hoy. Más que nada para el pueblo que colinda con esta ciudad.

La ha llevado a otra dimensión para resolver un caso en pago de una deuda que tiene con uno de los habitantes de ese pueblo. — ¿Puedes sentir de dónde viene más energía? — Los hilos del espacio son fáciles de sentir para él. La lógica lo lleva a creer que esto no difiere con la nigromante y la muerte.
SabrielWolrick · 31-35, F
—Siento tantas almas atrapadas aquí. Esto es una grieta, Linden. —No podía ocultar la emoción de exploradora, mientras sus ojos recorrían los detalles del ventanal roto. Parecía un salón de algún dueño importante. ¿Habrían muerto durante una fiesta? Se relamió los labios, pisando sobre las huellas de polvo que el alquimista dejaba atrás.

Add a comment...
 
Send Comment