Un James extrañado le regresó la mirada a Lily, juraba y volvía a jurar que no había sido él, ¿pero si no había sido él entonces quién? Un Slytherin, sí, era lo más probable; Lily siempre había sido molestada por las serpientes y justo en ese año aún más, si antes la fastidiaban por ser Gryffindor ahora lo hacían también por el estatus de su sangre.

Furiosa se levantó para entregar el pergamino al profesor y preguntar si podía retirarse, él le dió pie a que así fuera así que la pelirroja se apresuró a asomarse fuera del aula en busca de la túnica con detalles verdes, para su suerte no había muchas, si a caso dos o tres. Entonces fue que vio al prefecto y decidió dirigirse a él, no porque lo creyera directamente culpable sino para que como figura de autoridad en su casa hiciera lo posible por mantener a raya a sus compañeros rastreros.

— Disculpa. — Dijo apenas lo alcanzó. — Soy la prefecta de Gryffindor. ¿Podríamos hablar un minuto?

** Dio media vuelta para irse alejando de allí cuando de camino a las escaleras escuchó semejante grito y rápidamente se mordió el labio inferior antes de que otra sonrisa en ese preciso momento se le escapase, evitando que los estudiantes que pasaban por su lado se fijasen en él, aunque era imposible, como prefecto y estudiante brillante siempre ocurría, por ende debía ser tan cauteloso, a pesar de que era una sombra andante con expresión de indiferencia, en su interior se burlaba, una Gryffindor mencionando a Merlín, quien había sido un Slytherin, que chica más tonta, sangre sucia después de todo. Que pensase que había sido ese imbécil de James resultaba todavía mejor, nada más propicio que dividir a aquel grupito de tercera.**

–Con la pluma en la diestra Lily escribía sobre un pergamino. El profesor Slughorn les había puesto un ejercicio individual a todos, logrando así que muchos Gryffindors se encontraran en silencio intentando cumplir con los deberes escolares; la concentración de Lily era tal que olvidó todo a su alrededor, al menos hasta que un ejemplar chocó con su hombro. El libro era pesado así que el golpe no fue cosa de nada, con la zurda se sobó el golpe y molesta volteó en dirección a Potter y sus amigos, sospechando de ellos en primera instancia. —

— ¡Por Merlín, Potter! — Le gritó desde su asiento esperando volteara a encararla.

**Así que esa era Lily Evans, no la había visto tan cerca como ahora, a unos metros de la entrada al salón de los Gryffindors, Riddle mostró aversión ante la joven desde que supo que Severus había sido su amigo, pero ahora que sabía que James Potter, el mismo que había lastimado a Bellatrix, tenía cierto interés en esa pelirroja, una sonrisa cargada de malicia se formó en sus labios mientras sacudía su varita con la zurda disimuladamente, ocultándola bajo su largo abrigo negro, causando que un libro se deslizara de una estantería y cayera en dirección a ella.**