Abrió su boca más no fue capaz de decir algo, Lillia tenía toda la razón y sin duda alguna Arisu se había vuelto un ave conformista. Volvió a emitir un trino, esta vez un poco más sonoro, su molestia no fue capaz de ocultar. — Cuando nazca tu cachorro, si es mujer correrá el mismo destino que todas en esta casa. Será una más a la que nadie amara de verdad más que su madre y cuando tú no estés, el mundo o más bien...esta casa se la tragara viva. — Se dió la media vuelta dispuesta a salir de ese lugar, no la soportaba.

—Que rara forma de decir que sabes que nadie te ama de verdad y lo aceptas.— Se burló, con una sonrisa, más su mirada estaba en su exagerado postre y no en el ave. Dio un bocado más, esta vez, prácticamente comió más chocolate que nada.

—Yo solo se que cuando mi cachorro esté en mis brazos, nada más importará. Ni tú, ni cualquier otra persona aquí. Está bien si Kate no me ama, o incluso si no desea pasar tiempo conmigo o si esto solo fue... ¿Cómo dijiste?— Lamió la cuchara, fingiendo hacer memoria. —Un descuido.— Le sonrió. —He comprendido la crueldad del mundo, Arisu, incluso en esta casa.

Asqueada miró esa cantidad exagerada de dulce, seguramente la gestación en los lobos era terrible. Pero su siguiente comentario tocaría una fibra delicada en el ave quien hizo una mueca y desvió la mirada. — Aunque no siempre seamos correspondidas, el amor verdadero no deja de existir. — se dió la vuelta nuevamente y sujeto con firmeza sus cosas. — Mi amor por Synne es incondicional, lo mismo hacia Hikari...no busco desesperadamente un amor de cuento de hadas, no deseo ser correspondida o forzar las cosas. — Miró hacia la loba y movió ligeramente sus plumas. — Comprendo el amor, he vivido lo suficiente para comprender lo bueno y malo del mundo. ¿Que hay de ti?...—

—Tengo manos para cumplirme los antojos yo misma.— Parecía desinteresada de las provocaciones del ave mientras preparaba su helado con una cantidad obscena de chocolate y crema batida. Aunque no se iba a quedar así, llevó su plato a la mesa en la que ella estaba y tomó asiento, cruzando una pierna sobre la otra mientras daba una cucharada a su postre.

—¿Así que eso dicen los chismes sobre nosotras? Supongo que ni tú ni yo podemos comprender lo que ellas dos tienen. Ya sabes, amor verdadero.— Dio otro bocado.

Bastó ese empujón para hacerla moverse con facilidad, Ari no se destacaba por su fuerza o resistencia a final de cuentas. Emitió un ligero trino antes de retomar su postura y caminó hacia una mesa en donde tomo un bonche de papeles. — ¿Por qué no le pides a Kate que te cumpla los antojos?...ah, es verdad...— Armoniosa pió y avanzo hacia el pasillo. — Está ocupada con su amada Violet. Me sorprende que le perdone semejante descuido...—

—Puedes ahorrarte la hostilidad, Ari. Mi cachorro tiene hambre.— Últimamente era su excusa para todo. Llevó la diestra a su vientre, apenas se notaba detrás de la tela de su vestido. Al pasar a su lado le dio un ligero empujón, y se dirigió al refrigerador, sacando un recipiente lleno de helado de fresa, que puso sobre la mesa donde las cocineras preparaban los alimentos de todas las habitantes del lugar.

— ¿Acaso la mansión no es lo suficientemente grande?. — Esta vez si había sido una gran coincidencia encontrarse con ella, sabía lo que iba a pensar y sería una discusión de nunca acabar.