Se alejó inmediatamente mostrando sus dos manos en son de paz, permaneció a una distancia prudente y carraspeo ligeramente en cuanto la lobita rosa le reconoció. — Lamento haberte asustado de esa manera, no me ataques con tus poderosas garras. — rascó su nuca apenada por lo que causó en la lupo, su cola se meneo de un lado a otro y pronto relajó su postura cruzándose de brazos. — Es una casualidad encontrarnos en estos lugares...creo. ¿Tienes forma de probar lo contrario? — sonrió guiñando un ojo, se adelantó un poco abriendo la puerta del local. — ¿Puedo invitarte?

Estaba demasiado absorta en observar los postres como un depredador miraría una deliciosa presa, eran su debilidad... la voz que escuchó la sobresaltó, provocando que su cuerpo diera un ligero espasmo.

—¡No te acerques!— Exclamó, poniendo distancia entre ella misma y aquélla persona, sin embargo, pronto se dio cuenta de que era un rostro conocido, y exhaló un profundo suspiro.

—Si vuelves a asustarme así, voy a clavarte las garras en los ojos, Naqi'a.— Sentía su corazón latir a prisa... ¿había sido la sorpresa o era algo más? Miró por un segundo a la mujer que días atrás había conocido en otro establecimiento igual, antes de volver su atención a los manjares expuestos detrás del vidrio. —Comenzaré a pensar que recorres todas las pastelerías de la ciudad solo para encontrarme.

— ¿Necesitas ayuda con algo? — Se inclina hacía ella posiblemente invadiendo su espacio personal, sus dos manos se apoyaban en su cadera ladeando su cabeza con curiosidad. — Este lugar tiene los mejores postres. ¿Piensas probar uno? —