-Conmovida por el brillo y la radiante, las mejillas de Sapphire se tornaron de un leve rubor, mientras observa curiosa y sorprendida la ágil maniobra de preparación que ejerce la joven. Nuevamente parpadeó curiosa, sujetando el recipiente y retirando la tapa hermética, seguido de beberlo.- - Es delicioso. -Dijo la niña que probó con un pequeño trago, mismo que se tornó en beberlo enérgicamente como si fuese un vaso de jugo, el cuál demoró poco tiempo para dar con el fondo seco del recipiente.-

-Al principio, Sapphire no sintió nada al respecto, y al cabo de algunos minutos, su cuerpo experimento una metamorfosis que jamás pensó que sucedería, pues mediante un brillante resplandor de tonos luminosos iban apareciendo un par de figuras sobre su espalda, que posteriormente, se convirtieron en dos grandes y brillantes alas.-

Tenemos un trato. —Hizo apagar la llama, sin dejar de agitar. El color de aquel brevaje cambió una vez más conforme se iba enfriando, la hechicera tomó un poco de éste con la cuchara y lo colocó en un frasco. Agitó enérgicamente el mismo, mezclando el líquido con los pétalos de una flor distinta que el recipiente contenía, antes de dárselo a la joven.— Anda, bébelo.

- ¿Mi mamá? -Quedaría pensativa por breves segundos, sosteniendo su barbilla en dedos índice y pulgar.- - Tiene mucho tiempo que no le he visto. Podría buscarla de nuevo una vez saliendo del internado.

—Había colocado todos los ingredientes, el agua no tardó en cambiar de color. Comenzó a mezclar con una cuchara de madera, agitando conforme el hervor aparecía.— No necesitas pagarme, seguramente ese dinero te hace más falta a ti. Si quieres darme algo a cambio, hmm, veamos... ¿Que te parece si me dejas conocer a tu mamá, una vez que la hayas encontrado?

- Si, es suficiente para alejarme. -Respiro con profundidad, tomando asiento en una pequeña silla a escasos metros del caldero.- - Dime ¿Cuánto te pagaré por este favor? -Preguntó la niña intentando hacer cuentas con el poco dinero que había recaudado en la venta de galletas, misma que se lleva a cabo todos los años y obligatoriamente a todos los chicos del internado para recaudar fondos.-
- Quiero pagarte por este favor .

Oh, todo es posible con la magia. —Sonrió con orgullo, vertiendo el agua dentro del caldero y encendiendo la llama del quemador de gas bajo el mismo. Mientras el hervor aparecía, iba recogiendo los frascos para los ingredientes.—

El efecto será temporal, normalmente dura solo un par de horas, pero lo haré extra fuerte para que dures así por lo menos tres o cuatro días. Debería ser suficiente para que escapes y les pierdas la pista.

- Pétalos para enamorarse... ¿Eso es posible? Oh, bueno, ... Es que nunca había escuchado hablar de algo como eso, en la escuela nos enseñan otras cosas muy distintas, matemáticas, leer, escribir y todas esas cosas aburridas. -Haría un gesto de disgusto, después respondió.- -Un hada, porque siempre quise saber y sentir el viento mientras vuelas.

¡Cuidado ahí, linda! —Le dejó tomar e inspeccionar el frasco, pero sin dejar que hiciera contacto con lo que resguardaba, pétalos molidos de una curiosa flor.— Ese ingrediente lo uso para crear pociones de amor, ten cuidado de no comerlo o respirarlo.

—Dejó a la pequeña sola por un momento, en lo que iba por agua, ingrediente primario para las pociones. Accedió con una escalera a la azotea de su hogar, volviendo con una cubeta llena, bajando lentamente.— ¿Ya pensaste cómo quieres transformarte?

-Sapphire siempre se ha caracterizado por la basta e infinita curiosidad a todo lo que le rodea, y aquel momento, no fue la excepción para que su curiosidad emerja.- - .... -Quedaría sorprendida por la variedad de objetos que resguarda la peculiar rubia, era como el hogar de una hechicera o un escenario producto de un cuento de fantasía. Sapphire aproximó su pequeña mano a uno de los frascos, al parece, algo le había llamado la atención, y como cualquier infante, tocaría para saber qué era aquello que se resguarda en el frasco.-

¡Entonces está decidido! —Asintió, abriendo la puerta principal con una llave de muy antiguo aspecto. Se adentró al lugar y llevo a la pequeña hasta su habitación en el segundo piso, la cuál albergaba un caldero enorme en el centro, junto a estantes llenos de frascos. Líquidos de diversos colores, así como ingredientes de muchas clases, se guardaban ahí.— ¡Llegamos!