— Aquella noche fue como cualquiera, salvo que sus pesadillas eran más fuertes y no la soltaban. Esa oscuridad seguía intentando jalarla y ella no hacía más que luchar pero...¿y si se dejaba reclamar por ella? ¿Y si ya no luchaba? Entonces fue viento, humo y noche y se dejó ir después de años. La oscuridad era parte de ella y ella de la oscuridad. Algo susurraba y aclamaba su nombre.
—Había pasado los últimos años tratando de que Lilith no se consumiera por su natural oscuridad. De entre sus hijos, ella tenía una conexión más profunda con el lado demoniaco que sus hermanos, y siempre temió que un día, no lo pudiera controlar.
Ese día llegó y no pudo actuar rápido, para cuando encerró la habitación en su sigilo, su hija ya estaba siendo devorada por la noche.— ¡Lilith! —Sus ojos estaban igual de encendidos que los de su cachorra, a quien intentó tomar por los hombros, para mantenerla quieta.—
