— Fuera de casa había un chillido insistente que llenó de curiosidad a la cachorra, y cuando salió se encontró con una pequeña ave. Una cría de cuervo que parecía abandonada. Un tanto torpe y brusca, Lilith lo tomó entre las manos, lo besó y babeó. El ave se acurrucó llorón en ella. Ahora era suyo. Ambos cachorros se harían compañía.—