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¡Tatatatata! — Balbuceó más fuerte. Su mirada seguía cada señalización, aunque no miraba allá en el bosque, sino, el dedo de su mamá. Pero unos pájaros de pronto agitaron fuerte las alas y eso llamó su atención mirando hacia estos. —
—¿Ves ese árbol gigante de ahí? Por ahí vive tu tía... Uhmm... ¿Logras ver más allá? Pues está tu casa donde vives con Caín, Annette, Manquilla y tu padre y por acá —cambió el lugar de señalar—. Pasando el bosque de las bayas está mi casa, ahí antes vivíamos con tu hermana cuando era más pequeña. Después volveremos a casa para que juegues con Gato.
— Dio pequeñas risitas en cuanto el viento le agitó el cabello. Se inclinaba hacía adelante y hacia atrás al mecerse. Sus manos manoteaban en el aire, sus puños se abrían y cerraban.
Seguía meciéndose con pequeños brinquitos de su cuerpo en el regazo de mamá.—
—¿Uhm? ¿Quieres mirar? —la tomó entre sus brazos y la acomodó de tal forma que quedó sentada entre sus piernas, dejándole ver el bosque en todo su esplendor. Como había más viento de lo usual, la envolvió bien con la mantita morada para que no se enfermara—. Si tu padre nos ve aquí, le dará un ataque. Tratemos de no nombrarlo para no ser invocado jajaja.~
— Sus quejidos y pujidos fueron más insistentes, no como una plática, sino como la insistencia donde quería ver y tocar todo lo demás.
Cómo comenzaba a practicar la fuerza de su cuerpo, torpe se movió de lado a lado queriendo enderezarse. —
—Cuando seas más grande te invitaré a mi antiguo hogar, donde vivía con Gato antes de conocer a tu padre. Es muy amplia y fresca, pero bastante húmeda. Creo que si te llevo ahora podrás enfermar —apoyó las manos en el suelo a sus costados, dándose un impulso hacia adelante para ahora dejar los pies colgando en el borde del precipicio, mirando el frondoso bosque. Alzó la mano para señalar un lugar específico—. Por allá vive tu tía Mapateh junto a la bayita Fyiora, tal vez pronto las conozcas.
— Su rostro giraba ahora mirando a mamá. La melodía de su voz tan conocida aún sin entender nada de lo que decía. Pronunciaba pequeños balbuceos, quejidos, chillidos como si de verdad estuviera platicando con ella. —
—Eres una cachorrita bonita, te pareces mucho a tu hermana mayor —la miró de reojos sonriendo al verla juguetear sola y balbucear, eso era divertido y aunque quizás no entendía nada de lo que le estaba hablando, se sentía bien poder expresarse frente a otro—. ¿Tu padre está bien, verdad? No lo he visto mucho últimamente, siempre voy a casa cuando está ocupado con el trabajo y ustedes están durmiendo para poder tomarlos prestados un rato. Extraño a Mantequilla, ese perro obeso y creo que Gato también siente lo mismo.
— Su respuesta fueron unos cuantos balbuceos mientras agitaba enérgica sus piernas y brazos. El aire fresco la hacía boquear de pronto o la dejaba embobada mirando hojitas caer. —
—¿Encuentras incómodo el suelo para dormir? A mí me gusta, siento que las camas son muy suaves y esponjosas, no me puedo acostumbrar a ellas —comentaba sentada a un lado de la cachorra mientras comía bayas. La había tomado "prestada" de su cuna, aunque le había dejado una nota con un dibujo a Xion para que no se asustara.

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