Cada nombre escrito en la Death Note, cada criminal eliminado... Sólo conseguían que su deseo por continuar con sus planes incrementaran. Estaba seguro de que, con ayuda de esa libreta, podría mejor el mundo; erradicando a todas aquellas personas que fueran deshonestas o malvadas a su percepción. Y aunque el shinigami Ryuk le haya revelado que no hubo una selección previa para decidir quién tendría la Death Note, Light sabía que era el más indicado para usarla; pues nadie más sería capaz de soportar el peso que conllevaba el limpiar al mundo del mal.

Las cifras de los asesinatos, asaltos y abusos habían disminuido notablemente desde que la libreta cayó en su poder. La gente ya se estaba dando cuenta de que alguien juzgaba las acciones de cada persona en Japón y eliminaba a los criminales... Eso era perfecto, el primer paso hacia el nuevo mundo había iniciado.

Pero que humano tan mas egocéntrico y engreído, ¿realmente pensaba que había sido escogido, que su miserable existencia era siquiera relevante para una fuerza que desconocía?, los afilados dientes del Shinigami se frotaban entre si mientras aquella sonrisa burlona prevalecía eternamente en su pálido y demacrado rostro, Riuk no estaba en el mundo humano para juzgar o castigar a la humanidad, el concepto de justicia de los jodidos humanos era tan infantil como su limitado pensar, sin embargo probablemente aquello era lo que los volvía tan entretenidos, llevaba un día acompañando al nuevo dueño de la Death Note y no podía quejarse al respecto, era lo suficientemente considerado como para preocuparse por la diversión personal del Dios de la muerte. – Interesante. -