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@Death ᴰᵉˢ ᴬᵉᵛᵃ: Pensamos lo mismo. Cuando descubrí este lugar por primera vez, también creí que sería bueno haber traído comida. Me golpeé muchas veces la frente por eso ¡Je! < Se acomodó poniendo las manos hacia atrás, contemplando enamorado el cielo del atardecer > Me encanta venir a meditar o a veces solo a dormir. Este lugar me procura una paz diferente a todo lo que encuentro en la ciudad de París. Me hace reencontrarme conmigo mismo. < Esbozó una alegre sonrisa >
Leo... -Entreabrió un poco sus labios, sorprendido por la belleza en la vista que estaba delante de ellos de aquel impresionamte atardecer de colores pasteles y neones entremezclados.

Se agachó lentamente sobre la grama, sin apartar su vista de esa imagen tan bella de la naturaleza.

-No me parece para nada ridículo este lugar. ¡Tiene una vista increíble, Leo! -Exclamó el joven Aeva, con una radiante sonrisa en sus labios. -De haberlo sabido, habría traído algo de comer del restaurante.
@Death ᴰᵉˢ ᴬᵉᵛᵃ: No seas quejoso, ya casi llegamos. < Literal, llegaron a uno de los alejados parques al atardecer. El sol teñía las nubes de un rosado naranja melancólico. Este se dirigió a cierto espacio entre la naturaleza, muy apropiado para observar el atardecer y se sentó en la grama > Ven, es aquí. Se que este lugar te puede parecer algo pequeño y hasta ridículo, pero suelo venir aquí cuando me gusta tener un tiempo de meditación. Se da muy bien y hay estupendos lugares cerca para comer. < Observó el cielo, sonriendo un poco mientras se quitaba el sombrero, revelando las estrellas en su cabello >

Des no tenía idea alguna acerca del lugar hacia donde Leo le estaba conduciendo. Esa personalidad tan espontánea e impredecible de él, era una de las tantas cosas que le había llamado la atención al joven dueño del Café Ardent, por lo que no pudo evitar sonreir a solas ante ello.

Sintió decenas de miradas de las personas que por ahí pasaban y sus cuchicheos, evitando verles a la cara mientras caminaba junto a Leo. A pesar de que ya no estaba recibiendo propuestas de hombres y mujeres, los chismes y acosos indirectos hacia su persona y la del guia turístico eran mucho más intensas.

-¡Vamos, al menos dame una pista del lugar a donde nos dirigimos! -Le pidio Des sin dejar de caminar, jadeando un poco ya que comenzaba a cansarse un poco. A pesar de que era más alto que Leo, no tenía la misma resistencia física que él, por lo que se cansaba más rápido.
@Death ᴰᵉˢ ᴬᵉᵛᵃ: Ya lo verás. - Sin soltarle, le condujo a través de las calles de París, encontrándose con algunas personas, gente que les saludaba y otros que les ignoraban. Para todos había sido absolutamente sorpresiva la noticia del noviazgo, pero claro, no podrían reclamarle el hecho, cuando aun con pareja, Des Aeva se veía hermoso. Por su parte Leo evitaba los parques, principalmente por los animales. Algunas señoritas celosas, murmuraban a su paso al verlo con su pareja -
¿Eh? ¿A-A dónde, Leo? -Preguntó, sin oponer resistencia al permitirle que tomara su mano, sonrojado.
@Death ᴰᵉˢ ᴬᵉᵛᵃ: Muerte... Bueno.. ven conmigo. - le toma la mano, mirando a otro lado avergonzado -
Cada detalle que me entregas, lo atesoro como si fuesen el primero @-

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