La puerta del aula se abre y aparece en escena un hombre alto, de complexión delgada a simple vista. Vestía cómo un Rockstar, con un sofisticado saco negro, debajo una camisa de seda en color rojo, pantalón de tela lisa negro y un par de botas metaleras; de esas que llevan correas y todo eso.
— Hola, alumnos, es un placer conocerlos — saludó sonriendo. Había una silla justo entre la pizarra y el alumnado, dónde tomó asiento cruzándose de piernas. — Mi nombre es Lex Walker, y yo seré su profesor de música. Tengo conocimiento amplio de casi cualquier instrumento musical, entre clásicos
La primera clase había concluido y la próxima sería en un par de horas; tendría tiempo para desayunar algo
Entró a la cafetería, totalmente vacía, y tomó asiento en una de las mesas cercanas a la barra de la cocineta. Había una mujer ahí, de rechoncheta figura, se veía algo molesta; cómo si no disfrutara del trabajo, con un semblante lleno de pesadez. Lex le miraba de reojo y ella se percató.
— ¿Qué pasa, profesor, tengo harina en el rostro o es que quieres conseguir una esposa? — comentó la mujer con una sonrisa pícara en el rostro; para el hombre estaba claro que bromeaba.
— Es una propuesta encantadora, pero no tengo tiempo para pensar en el matrimonio todavía, He — respondió.
El hombre regresó la mirada hacia la mesa, subió el maletín, lo abrió, tomó un pequeño tupper y lo colocó sobre la mesa; era el desayuno.
