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Annaw · 22-25, F
. Una noche una ciudad lejana sin nombre pues da igual el lugar cuando uno vive durante mil vidas humanas las mismas que es necesario quitar para prevalecer.
Envuelta en la oscuridad de la noche, cual cazador que asecha a su presa, me escondí entre la penumbra…los latidos de mi presa un sonido tintineante, me seducían, podría danzar ante aquel sonido me hacía olvidarme del ruido exterior, tras tres cuadras atrás solo le seguía a espera de una oportunidad, le mire atenta ¡que repulsivo era su aspecto! incluso su olor agrio, no tenía un dejo de decencia, chorretes de suciedad surcaban su rostro abotargado y su cuello ,mis labios y garganta resecos por la sed se resentían.
-¿Me gustaría morderlo? ¡Qué diablos es solo un saco de sangre! ¿Por qué tentar a mi suerte? -Ya es tarde para cambiar entonces cuando escrute su mente vagos recuerdos de muertes, unas caras pálidas, débiles, mujeres gritando, sangre en sus manos -¿un desorden mental?- No, esto no era por remordimiento era por placer. El placer de quitar la vida, de causar caos ¡Oh, Dios mío santo! ¿En que estaba pensando cuando elegí cazara este, cuando el mundo bajo las estrellas está lleno de bestias más astutas y depravadas? Quiero llorar. Pensaba mientras le observa…
Pero entonces llego el momento estimulante. Mi presa había visto una más para él, una sonrisa curvo mis labios me sentía hoy el ángel que custodia aquel que está en peligro, pensamiento sin sentido pues eh causado tanta muerte atreves de los siglos, era algo que no me causa remordimiento jamás eh repudiado lo que soy mi destino es este y gozo de él. Tras un instante regrese mis pensamientos a los de mi presa al fin una oportunidad un callejón oscuro por donde el cazador se siente a gusto, pero yo aún más, cual brisa de invierno cruce por un lado del justo ante de que el atacara a su presa, la mujer solo corrió alejándose y mi mano sujeto aquel des dejó de hombre mi mirada se fijó en sus ojos mis cabellos rojizos ondean al ladear mi rostro, lo tome de un tirona garrándolo por el cuello de su camisa, aquel desgraciado asesino de ancianos y débiles apenas lograba moverse lleve mi diestras hasta su cabeza cerré los dedos en su cabello grasiento y lo mantuve quieto acerque mis labios a su cuello mis colmillos perforaron su piel y note como se ponía rígido como si los mismos estuvieran llenos de veneno .La sangre inundo mi cerebro y aprecie como electrizaba las venillas de mi rostro. La note latir hasta los dedos y experimentes el calor ardiente, cosquilléate, descendiendo por mi espinazo, tragó a trago, él liquido rojizo.
Envuelta en la oscuridad de la noche, cual cazador que asecha a su presa, me escondí entre la penumbra…los latidos de mi presa un sonido tintineante, me seducían, podría danzar ante aquel sonido me hacía olvidarme del ruido exterior, tras tres cuadras atrás solo le seguía a espera de una oportunidad, le mire atenta ¡que repulsivo era su aspecto! incluso su olor agrio, no tenía un dejo de decencia, chorretes de suciedad surcaban su rostro abotargado y su cuello ,mis labios y garganta resecos por la sed se resentían.
-¿Me gustaría morderlo? ¡Qué diablos es solo un saco de sangre! ¿Por qué tentar a mi suerte? -Ya es tarde para cambiar entonces cuando escrute su mente vagos recuerdos de muertes, unas caras pálidas, débiles, mujeres gritando, sangre en sus manos -¿un desorden mental?- No, esto no era por remordimiento era por placer. El placer de quitar la vida, de causar caos ¡Oh, Dios mío santo! ¿En que estaba pensando cuando elegí cazara este, cuando el mundo bajo las estrellas está lleno de bestias más astutas y depravadas? Quiero llorar. Pensaba mientras le observa…
Pero entonces llego el momento estimulante. Mi presa había visto una más para él, una sonrisa curvo mis labios me sentía hoy el ángel que custodia aquel que está en peligro, pensamiento sin sentido pues eh causado tanta muerte atreves de los siglos, era algo que no me causa remordimiento jamás eh repudiado lo que soy mi destino es este y gozo de él. Tras un instante regrese mis pensamientos a los de mi presa al fin una oportunidad un callejón oscuro por donde el cazador se siente a gusto, pero yo aún más, cual brisa de invierno cruce por un lado del justo ante de que el atacara a su presa, la mujer solo corrió alejándose y mi mano sujeto aquel des dejó de hombre mi mirada se fijó en sus ojos mis cabellos rojizos ondean al ladear mi rostro, lo tome de un tirona garrándolo por el cuello de su camisa, aquel desgraciado asesino de ancianos y débiles apenas lograba moverse lleve mi diestras hasta su cabeza cerré los dedos en su cabello grasiento y lo mantuve quieto acerque mis labios a su cuello mis colmillos perforaron su piel y note como se ponía rígido como si los mismos estuvieran llenos de veneno .La sangre inundo mi cerebro y aprecie como electrizaba las venillas de mi rostro. La note latir hasta los dedos y experimentes el calor ardiente, cosquilléate, descendiendo por mi espinazo, tragó a trago, él liquido rojizo.