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Leona1582993 · 26-30, F
─ ¿Cinco minutos?

Preguntó de vuelta la confiada solari, tenía aún esa sensación de victoria recorriendo su mente, su sonrisa lo demostraba, el pesado escudo de la armadura así como la espada del cénit estaban clavadas en el suelo de Targon, su atención sin embargo estaba en ella, la mujer de cabellos plateados que parecía tener algo en mente.

─¿Qué estas planeando?

Cuestionó con cierta severidad esperando a que ella hablara por fin, sabía que no había nadie de los suyos ni de los de Diana cerca por lo que era evidente la sensación de calma que tenía, finalmente la sonrisa que trataba de mantener terminó
DianaLunari · 22-25, F
Por un segundo se distrajo con el tamaño del escudo, siempre le pareció que eran ridículamente pesados. Toda su indumentaria lo era en realidad.
Regresó a la realidad tomando la mano de su compañera para ponerse de pie, algo tambaleante pues, aunque no había impreso fuerza, la realidad es que los golpes de Leona no podían tomarse a la ligera tampoco.

— Leona... sé que esto puede ser repentino pero, tengo que decirte algo. Considéralo mi premio de consolación.

La verdad es que había planeado todo, se podía notar: desde el lugar donde estaban luchando hasta su dramática derrota. Se sentía un poco culpable, pero era necesario para lo que quería hacer después.

— ¿Me concedes 5 minutos más de tu tiempo?
Leona1582993 · 26-30, F
─ ¿Esta vez?

El orgullo en el tono de voz de la solari era mucho más que palpable, su mirada permaneció atenta a ella, sabía que no hubo todo el esfuerzo que podía poner en ello, Diana, su Diana no perdería tan fácil, rodó los ojos resignada de igual manera, no podía obligarla a dar su mayor esfuerzo y además Targon era testigo ya de sus enfrentamientos, levantó su escudo para cubrir la luz del sol proyectando algo de sombra sobre la mujer de piel blanca como la luna.

─ Te quemaras.

Dijo extendiendo su mano con la intención de ayudarla a ponerse de pie.
DianaLunari · 22-25, F
— Vale... tú ganas ésta vez.

Rendirse en ese pequeño juego fue lo más sensato considerando que su arma había volado bastante lejos de su mano. Y tampoco consideraba negligente el darle pequeñas victorias a su contraparte de vez en cuando.

Se enderezó sobre el suelo, buscando cubrirse el rostro por la luz del sol que no termina de gustarle.

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