- No digas eso. -Le estrujó con cariño y haciendo el intento por animarlo.- - Tú has sido bueno conmigo, éso debe contar, pero no si es así, tampoco quisiera ir a ése lugar, no sin ti. -Aún sosteniendo la sombrilla, la lluvia aún había humedecido bastante las indumentarias del albino, incluso de ella, pero Sapphire poco o nada le importaba, pues siempre le había agradado jugar bajo la lluvia y permanecer empapada.-

*Cuando llegaron al auto, cerró la sombrilla y ambos habían entrado, por supuesto que el Chauffer accionó el vehículo y manejó alejándose de aquella tumba. Entretanto, Sapphire había optado por permanecer en los brazos y sentada en el regazo del albino, mientras pasaba sus deditos entre el humedecido cabello del hombre para mantenerlo tranquilo y con ésa chispa de dulzor que aún prevalece en ella pese a la inestabilidad que posee.-

— Tch . . . Si hay algo de lo que estoy seguro es, que no iremos al mismo lugar, Sapphire. —Refiriéndose a él y a su gemela, quien tenía un corazón más puro, por ende sus ojos se posaron en los de ella de modo frío como era usual, y en ese momento simplemente levantó a su hija adoptiva con un brazo, comenzando a caminar hacia su auto con pasos algo pesados y un rostro serio. Era en este lugar dónde tenía su escape y venía a sentirse "humano", un lugar dónde se abría a las vulnerabilidades. Le había pedido a Sapphire y al "Chauffer" que se quedaran en el auto, pero era claro que había desobedecido, algo por lo que esta vez, no iba a regañarle. La iniciativa para este tipo de cosas después de todo, era algo positivo.

- Lo sé, era alguien interesante y tenía buenos gustos, lo sé porque he jugado con los juguetes y muñecas que están en mi cuarto y alguna vez fué de ella. Vamos, ánimo, ya verás que ella te ve desde el cielo con los ángeles. -Le dijo con la intención de animarlo como cualquier niño lo hubiera hecho bajo ése velo inocente. Pese a la faceta del mayor, Sapphire lo resguardó bajo aquella sombrilla para evitar que las gélidas gotas de lluvia continúen en él.-

— Frotó su entrecejo devolviéndose de dejar aquella flor blanca en la tumba de su gemela, su cuerpo nunca apareció, pero tenía suficiente aparición para saber que estaba muerta, no había vuelta atrás, estos últimos 5 años de soledad, desesperación y sangre en sus manos. Todo había sido para vengarse, y no para encontrarla, dentro de su alma sabía que jamás volvería, por ende cuando escuchó aquellas palabras de su hija, Sapphire pudo ver en Leo algo que nunca mostraba, algo que ella nunca había visto antes, genuina tristeza. Las gotas de lluvia caían sobre él, lavando la sangre del último cultista que asesinó, quizá cubriendo sus lágrimas aunque era imposible de saberse. Posó sus lentes oscuros en los ojos y dijo simplemente. — Te habría gustado tu tía Amy. —

-Una sombrilla se colocó justamente debajo del albino. Ahí estaba Sapphire cubriéndolo de la lluvia, denotando la expresión seria y desalmada del mayor.- - No te quedes afuera, no quisiera que te enfermes. -Le mencionó con calidez en su voz, saliendo a flote la verdadera personalidad de la niña, quién sabía o tenía por entendido que él había asesinado por el resto de sangre en las elegantes y humedecidas ropas del albino.-