Todavía que se encontraba invadiendo territorio; sin presentarse formalmente; ¿le esta pidiendo calma? Oh, realmente había perdido la cabeza, otra vez hablando disparates de la luna y sus colores. Si fuera cualquier otra de sus hermanas ya le hubieran cortado la cabeza, cómo mínimo, y sin si quiera preguntarle nada. Pero ella no era así. Y a pesar del enojo que sentía en ese momento, trató de ser civilizada.
— Este es tu ultima advertencia. Retirate de este castillo al que no has sido invitada y mantendrás una relación positiva con las gobernantes. Tan solo espero que tus dichosos conjuros no hayan herido a los guardias, ya que eso podría considerarse un ataque directo contra el reino de Styria. Y desgraciadamente, mi querida hermana Carmilla no es tan amable cómo lo estoy siendo yo. —
A pesar del modo educado que estaba abordando la situación, aun podía percibirse la agresión en aquel tono pasivo que estaba usando al hablar; demasiado controlado y medido.