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No sabía como hacerle recapacitar. hacerle entender que había ido para cuidar de ella mientras se recomponía de la criogenia. Al escuchar que la caja se movía y el escándalo que hacia decidió abrir la caja con la herramienta. Estaba molesto por que le trataba como si solo fuese un desconocido. asintió cuando supo que ella ya le veía con los ojos inorgánicos.

—Traje también nuevos censores. Supuse que te gustarían. está todo en la caja

Con nuevos estudios había desarrollado sensores que emulaban las papilas gustativas, olores y ambos se podían regular de una forma sencilla, claro, todo con instrucciones de uso y apenas eran unos prototipos

—Espero que me des tu opinión.

Dijo esas ultimas palabras para no parecer tan sentimental, aunque impulsado por el deseo de que ella pudiese sentir las cosas en ese cuerpo mecánico como si fuera el propio.

—Esperemos no sea solo una pérdida de tiempo y se puedan usar para encontrar venenos.
LemonDrop · 22-25, F
—"No".

Respondió simplemente. El pequeño ascensor se cerró después de que él dejó las galletas y la leche (que no se tomaría igual) y viajó por un pequeño túnel que llevó a cabo una serie de desinfecciones antes de que pudiera aparecer ante ella. La mujer debía tener al menos 19 años en apariencias, aunque había nacido hace 20 años. Su cuerpo era pequeño, delgado y frágil, a causa de su aislamiento, sus defensas de habían debilitado muchísimo. Estaba consciente de ello, por eso no arriesgaría salir y morir de una infección. Caminó a través de la habitación después de tomar las sustancias y las dejó sobre una mesa.

—"Si entras, vas a matarme." —sonó dramática al responder, pero aunque no fuese en el sentido más literal, ella lo pensaba así. No dijo nada más, se conectó a los sensores y después de un par de segundos, se escucharon golpes desde dentro de la caja.

—"Ya déjame salir".
¿Por que no quería siquiera salir de su habitación? Probablemente siquiera había visto un médico en todo el tiempo que ha estado dentro. Pensó un instante. Justo cuando iba a abrir la caja se detuvo y volteó a ver hacia el contenedor
—Déjame entrar. Tengo que revisar tu estado de salud. Ya fue suficiente de tu encierro.
Cogió la comida y la depositó en el compartimiento. Leche y galletas sin muchos condimentos. Le haría mal una dieta pesada al no haber ingerido alimentos en un largo periodo de tiempo
—No abriré la caja hasta que me dejes entrar.
LemonDrop · 22-25, F
—"Sácala de la caja, estoy harta de este encierro".

Irónicamente, no se refería a su encierro físico en la habitación sino a su incapacidad de poder ver el mundo exterior, limitada a las imágenes que podía capturar de las cámaras de seguridad de las calles, pero no era igual que recibir los corrientazos sensoriales que emulaban los cinco sentidos. Dentro de la habitación, la mujer sin nombre, se levantó lentamente para ir hasta una consola, presionó un par de claves e ingresó su huella dactilar, así, una pequeña ventana se abrió junto a Schulz, a modo de un pequeño ascensor.

—"Por favor ingresa las sustancias en la caja. Tengo hambre."
Todo estaba sucio, polvoriento. Si no supiese que ella vivía allí la hubiese dado por abandonada. Pasó su mano desnuda por la pared y luego vio sus dedos. Impregnados en polvo que podría ser dañino para la salud, y más para ella que la veía tan delicada
—Claro que fue rápido. No te iba a dejar así un día completo.

Siquiera intentó ir a la habitación de ella. Siempre le rechazaba y no dudaría esa sería la excepción. Fue a buscar un par de trapos para comenzar a limpiar los muros del polvo. No podía mojarlos, la pared se dañaría. Fue cuidadoso
—Si. Está en la caja. Puedes verla cuando quieras. También traje algunas cosas más. Y comida. No puedes estar sin comer. También unos medicamentos para tratar tu piel.
LemonDrop · 22-25, F
Las cámaras de seguridad le dejaron saber dónde se encontraba el hombre que llamaba padre, así, cuando él tocó la puerta, primeramente escaneó su rostro y al reconocerle como verdaderamente él, la puerta se abrió para dejarle pasar. Su departamento parecía vacío, había polvo en los muebles, las habitaciones estaban selladas, especialmente donde ella se escondía, presa de su rechazo al contacto físico, alérgica a la luz del sol y de socializar. La sala se sentía angosta, y era por la cantidad de dispositivos y cables escondidos tras los muros. Una bocina ubicada en alguna de las esquinas superiores de la sala resonó:

—"¿Tan rápido? ¿Cómo está ella? ¿Puedo verla?"

La puerta se cerraría automáticamente después de que él pasara. Ella lo observaba a través de las cámaras.
Finalmente después de una agitada tarde de trabajo no planificado dio con el departamento de Cyra. ¿Debió haber llamado antes? Ya estaba allí. No dudaría en golpear la puerta dos veces con intervalos de tiempo regular. Dos veces más. Durante la tarde había quitado el óxido, limpiado y aceitado la máquina que ella usaba como cuerpo. También se había dado la libertad de cambiar la bocina de voz y los ojos por un modelo idéntico al que ella usaba. Había unido el brazo y calibrado algunos sensores de movimiento. No quiso darse más libertades para no irrumpir en la creación que tanto orgullo le daba. Junto a esa caja había otra más grande, donde habían varios tipos de dispositivos y materiales para crear un nuevo modelo desde cero. Incluso, podrían crearse dos. También llevaba algo de comida y botellas de vidrio con jugos naturales. ¿Que más necesitaría? Hace un poco más de dos años no se ponían en contacto. Sentia un ligero repudio de su parte. Esperaba que eso cambiara

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