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Flαѕн'вαcк ➳
— ¿Sería un error darle un beso, señor? Mi corazón duele, duele mucho...
 
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User1564761 · 31-35, M
Hey, pequeña, tranquila... - Comenzó, acariciando su mejilla con ternura, antes de asirle el rostro suavemente con la intención de que ella lo levantara, permitiéndole verla a los ojos. Solo para ella dibujó una expresión serena, repleta de seguridad; la misma que intentaba transmitirle a Lexie para reconfortarla, así fuera un poco. - No te preocupes, no es el fin del mundo. Podemos buscar un lugar donde puedas quedarte... Tengo un amigo que es dueño de un hotel, podría arreglar que te hospedes ahí sin pagar un centavo. Pero, por favor, no llores más. - Se detuvo, aprovechando el silencio para enjugar las lágrimas de la joven con sendos besos a sus párpados. También aquello le sirvió como una última oportunidad de arredrarse y no decir la segunda posibilidad que tenía en mente; aunque terminó por fallar, lanzándola en voz alta. - O puedes venir conmigo. Cuidaré de ti.
User1564761 · 31-35, M
- La respuesta estaba en la punta de su lengua; solo se había detenido a meditarla. ¿Cómo reaccionarían Vivian y Fleur si él llegaba a casa con una joven llorosa acompañándolo? Pero, antes que la preocupación por ese "detalle", estaba esa necesidad suya de proteger y cuidar, profundamente enraizada en su psique gracias a su historia familiar. No por nada se había esforzado tanto para llegar al lugar que ocupaba en su compañía, sabiendo que necesitaría una posición económica holgada si quería ser capaz de cuidar a plenitud de quienes amaba. Ver a Lexie así, frágil, desamparada, removía tanto esos recuerdos... Aunque cabía la posibilidad de que la chica no compartiera la idea que a él le había cruzado por la mente: sería mejor preguntar. -
Lee1564757 · 26-30, F
Su madre le había dicho que no regresara y le había llenado el viejo coche que Lexie se había comprado con toda su ropa y lo que pudo de sus cosas, todo eso porque la había descubierto teniendo un novio, dejando entrar a un hombre a su vida cuando (en palabras de la mujer) los hombres eran un mal que acababa con él corazón de las jovencitas. Era una impura, una sucia, su progenitora no quería ver a un ser tan despreciable. ¿Por qué nunca me había querido? , se preguntó mentalmente mientra sorbía sus lágrimas, no había hecho nada per se, estaba sola.
Lee1564757 · 26-30, F
Los besos comenzaron a saberle a agua salada cuando sus lágrimas interfirieron y se colaron entre los labios; él la atrajo y Lexie no pudo sentir más calor y adormecimiento tras ello. Bajaba las defensas estando con él porque se sentía cuidada aunque fuera solamente por el rato que aquel momento durara. — Príncipe... — Lo llamó nuevamente con ese mote que las chicas de su escuela usaban para él y poco a poco permitió que la envolviera con sus brazos y echó a llorar ipso facto. — No tengo hogar... No puedo volver a casa... ¿Qué voy a hacer?, ¿qué voy a hacer?
User1564761 · 31-35, M
- Se permitió unos segundos más de roces y caricias, tanto por la misma urgencia de su ser (¡cómo no disfrutar el gusto delicado del aliento ajeno, o la sensación de los labios uniéndose y separándose, cobrando vida propia al candor de una atracción no descrita, pero inconfundible!) como para evitar que Lexie se sintiera rechazada. Terminó por atraerla, pero a medida que iba deteniéndose en el beso, cambiando la falsa seguridad de ese contacto íntimo por un abrazo protector; hasta que la mantuvo acunada en sus brazos y se pudo dar el espacio de acariciar su cabello, mientras le susurraba. - No sé cómo. No sé cuánto me tomará... Pero te salvaré, lo juro. Estás segura conmigo.
User1564761 · 31-35, M
- Más que el temor o la falta de deseo, lo que detenía a Travis era la consciencia de que Lexie no era dueña de sí misma del todo: bastaba con el leve olor a alcohol que tenía su aliento para darse cuenta de que esa era una situación que muchos aprovecharían... No así Travis. Aunque la decisión fue tomada en su nombre, al final, cuando la joven acortó la distancia y llegó a besarlo. Era una sensación tan agradable, que parecía haber estado esperando todo ese tiempo... Se sintió tentado a abrazarla y dejarse llevar, enviar el mundo al infierno para hundirse en el sencillo, pero sublime, placer que se le ofrecía; sin embargo, la tristeza de la joven seguía ahí, tomando la forma de lágrimas, empañando lo que en otras circunstancias podría haber derivado en una belleza distinta y perdurable. Ella lo necesitaba, eso quedaba claro; pero de una manera distinta a la que el impulso del momento la empujaba. -
Lee1564757 · 26-30, F
Quería besarlo por tres razones: la primera era el alcohol que corría por sus venas y la hacía actuar imprudente, la segunda era el dolor que su pecho sentía tras el abandono de su madre y del chico que creía la salvaría, la tercera era él. Travis le había llamado la atención desde que lo miró pasear por los jardines de la universidad; Lexie sabía que era mayor y eso la entristecia, no obstante el destino los había situado ahí, juntos. Por algo sería. — Solamente un beso, un beso del príncipe azul de la universidad... Sálvame de esta pesadilla, sálvame... — Lágrimas brotaban hasta resbalar por sus enrojecida mejillas, no podía entender por qué necesitaba tanto que la besara, por qué requería tanto cariño de un hombre al que había conocido hace poco tiempo. Se recargó en las puntas de sus pies y acortando la distancia pegó sus labios a los ajenos; ah, estaban fríos y eran suaves un bálsamo de alivio.
User1564761 · 31-35, M
- No estaba seguro de cuál era la respuesta correcta, si es que había alguna. Ni siquiera estaba seguro de cómo había llegado hasta ahí, o qué circunstancias se habían precipitado para colocarlos en ese preciso instante, a Lexie (la chica universitaria que había conocido poco tiempo atrás) y a él. Travis se sentía nervioso. ¡Él, que le llevaba tantos años de diferencia! Pero con la joven tan cerca y sus labios amenazando los de él, no se sentía del todo dueño de sí mismo, ni nada mejor que un colegial inexperto. - Lexie... - Susurró, intentando ignorar el furor de su ser que lo empujaba a besarla. Por Dios, su boca se veía tan suave y afín a la suya... -

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