—Se que quedan pocos clanes nómadas como el tuyo y no son tan numerosos como el clan del norte. Pero si en vez de negociar quieres que todo se resuelva con sangre, estoy dispuesta. Mi familia no descansará ni siquiera sin Arya o sin mi... tienen una orden y la acatarán hasta el final. Dame al cachorro, lo cuidaremos, crecerá como un líder y como el siguiente heredero. Tienes el poder para terminar con esto de una buena vez y darle una mejor vida a una criatura que ni siquiera debió ser concebida.
—Te dejaré algo muy claro, Naqi'a.— Arrojó lo que quedaba del cigarro al suelo, ni siquiera se molestó en pisarlo para apagarlo. —Si Arya hizo lo que hizo, fue por mi. Estás equivocada si piensas que para mi fue placentero matar madres y niños, respeto la nueva vida como cualquiera de nuestra especie lo haría. O lo hacía... hasta que los tuyos nos arrebataron lo que era nuestro. No fue más que un pago justo por las vidas que nos quitaron en su búsqueda de hacerse de nuestro territorio. Ustedes iniciaron la guerra.— Se acercó un par de pasos, sus orejas estaban tensas, alerta.
Sus palabras causaron ruido, una posibilidad, una salida fácil a toda esa guerra sin sentidos sin embargo sabía bien con quién hablaba. "Leah Firenze" no se caracterizaba precisamente por ir de frente, una mujer cuya inteligencia inclinaba la balanza a su favor entre juegos y traiciones. Naqi'a sonrió ladina, estaba dispuesta a quemar todo por ese cachorro. — Podrías darle tu un cachorro a Arya. ¿Que te asegura que no lo matará?...es decir, ya antes mato a niños y aquellos que aún no nacían. — peinó su cabello hacia atrás con su diestra. — No vamos a entregar a ese cachorro. No vine a negociar, vine a acabar con esto de una buena vez.
Su mirada se afiló, pero no mostró expresión alguna. Había corrido con suerte la última vez y era algo que detestaba... no podía compararse a la fuerza de esa leona, no sin algo para ayudarle. Las armas de fuego eran una bajeza entre los clanes de cambiaformas, pero no dudaría en usar la que llevaba oculta. —Ya te lo he dicho.— Fumó de nuevo. —Puedes hacer lo que quieras con Lillia, llévatela a vivir en una villa alegre y feliz, hazle veinte cachorros, que se yo. Lo único que nos interesa de ella es el cachorro de Arya. Después, las dejaremos en paz a ambas. Incluso a tu clan de salvajes. Ese bebé podría precisamente, significar la paz.
— Pensé que las de tu tipo no recordaban nombres, debí dar en el clavo un par de veces.— Señaló sus cicatrices en brazos y rostro, su primer encuentro había dejado a Naqi'a con arrepentimiento...la hubiera matado ahí mismo. — Dime Firenze...¿Que tengo que hacer para que tú mascota deje en paz a Lillia? — añadió con frustración.
