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Asintió. Su turno de vigilancia terminaba cuando el enorme astro se vislumbraba por las distantes montañas, siendo un momento idóneo para que su entrenamiento con Lúnisse diera comienzo. Apartó la mano segundos después de su demostración, devolviéndola sobre su costado para reposar.

— Te veré frente a la hoguera. Así no tienes que caminar de más. —

Su tienda estaba apartada del de ellas, permitiéndoles tener esa privacidad que una dama necesitaba. Siendo correcto o no, su rectitud como ex-noble persistía en esa nimiedad.

— Pronto oscurecerá completamente. Ve y descansa que mañana tendrás un día agotador. —

Permitió que se retirara. Una buena siesta era lo que necesitaría Lúnisse si quería seguirle el ritmo a Nevan.

No tuvo reparo en mostrar la sorpresa que obtuvo ante esa decisión. Nevan extendió la diestra con lentitud y la colocó sobre la cabeza de Lúnisse. Ahí, en ese momento donde los dos prevalecían, sonrió. Eran pocas las veces donde su interior expresaba dicha y aquel era uno de ellos.

— Mañana empezaré a intensificar el entrenamiento físico. —

Palmó la cabeza un par de veces, animándola a seguir ese oculto camino.

[code]— Este viaje te ayudará a deconstruirte y perfeccionar tu estilo de batalla, Lúnisse. Ya lo que quieras hacer después de eso, es decisión tuya. —[/code]