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Le1579930 · 26-30, F
—Jmjmjm.
Desde niña la espadachina pelirosa había admirado los trajes que la servidumbre solía utilizar, pues eran preciosos con sus holanes y colores contrastantes entre ellos. Tristemente ni su padre ni su madre habían permitido que la princesa de Lüssia utilizara dichos uniformes; era una suerte que no estuvieran en sus viajes para impedirle entonces aceptar la amabilidad de la costurera que vagaba por el pueblo.
—¡H... hey!
Se sintió ofendida cuando la horrible reptil salió de su madriguera para ordenarle de ese modo tan demandante. Se había vestido así por gusto y para servir a Nevan-sama, quien parecía estar pegado a las sábanas pues casi era medio día y no se asomaba por ahí.
—Lis-san, no es tu obligación, ella puede servirse sola.
Entrecerró los ojos y recargó ambas manos en sus caderas; estaba molesta por tener que ver a su dama servirle a alguien tan deplorable.
—Aprende a pedir las cosas o Nevan-sama volverá a ignorarte.
Desde niña la espadachina pelirosa había admirado los trajes que la servidumbre solía utilizar, pues eran preciosos con sus holanes y colores contrastantes entre ellos. Tristemente ni su padre ni su madre habían permitido que la princesa de Lüssia utilizara dichos uniformes; era una suerte que no estuvieran en sus viajes para impedirle entonces aceptar la amabilidad de la costurera que vagaba por el pueblo.
—¡H... hey!
Se sintió ofendida cuando la horrible reptil salió de su madriguera para ordenarle de ese modo tan demandante. Se había vestido así por gusto y para servir a Nevan-sama, quien parecía estar pegado a las sábanas pues casi era medio día y no se asomaba por ahí.
—Lis-san, no es tu obligación, ella puede servirse sola.
Entrecerró los ojos y recargó ambas manos en sus caderas; estaba molesta por tener que ver a su dama servirle a alguien tan deplorable.
—Aprende a pedir las cosas o Nevan-sama volverá a ignorarte.
Phyllis1579931 · F
Caster le dio sorbos a su té matutino al tiempo que veía a su ama danzar con alegría enfundada en aquel traje de maid que consiguió de la vieja costurera; en opinión de la mayor, su ama no debía portar algo así al ser una princesa, aunque su sonrisa valiera la falta.
Cuando la dragona apareció y comenzó a demandar alimento, Caster se levantó con parsimonia y sonrió. —Yo te atenderé. Mi ama no es ninguna sirvienta —se encaminó entonces hasta la mesa de aquel hostal y tomó una de las bandejas de desayuno—. Tratemos de mantener esto en calma para nuestro líder. ¿Sí?
Cuando la dragona apareció y comenzó a demandar alimento, Caster se levantó con parsimonia y sonrió. —Yo te atenderé. Mi ama no es ninguna sirvienta —se encaminó entonces hasta la mesa de aquel hostal y tomó una de las bandejas de desayuno—. Tratemos de mantener esto en calma para nuestro líder. ¿Sí?
Nxvh1579927 · F
[code]—Justo como alguien de tu clase tiene que vestirse. S I R V I E N T A. —Nexvha echó a reír y se acomodó la melena aguamarina detrás de las orejas. No era su intención iniciar una pelea ese día, ¡pero es que Lúnisse se lo ponía todo en bandeja de plata! La miró con desdén y se estiró después. Era una fría mañana. —Sirveme de desayunar, sirvienta. [/code]
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