━ Descuide, su descanso aún así es muy importante.
No tardó nada, pues tan pronto como ve el gesto de su mano, Giselle se había acercado, todo para sostenerle con cuidado al inclinar su torso ligeramente.
— Si, lo sé. Es mi culpa por tener un sueño tan profundo... Ni siquiera he podido oír cuando entraste.
Giselle siempre era silenciosa, como una sombra. La mujer busca sentarse al borde de la cama, frotándose el ojo con una mano, mientras la otra era extendida a su acompañante.
Por un momento supuso que duraría más tiempo, aún así, fue algo que apreció con gusto, saber que podía proteger la paz de la señorita era igual a un gran privilegio. Giselle se inclina en una suave reverencia ante el saludo.
━ Señorita Mellian, espero descansara bien. Está apenas empezando a caer la noche, por lo que su sueño fue un poco largo.
La complicidad del silencio duraría un poco más. Si bien su vista no era tan nítida como antes, apreciaba el aspecto sobrio y bello de Giselle; una belleza que trasmitía calma. Todavía sonriendo a ella, le saluda con su voz baja, algo adormecida.
— Giselle, hola... ¿Amaneció, o cae el atardecer? Me perdí en un sueño.
Distraída estaba en cierta manera, sabía al instante que esa dama había despertado, sin embargo, se veía tan serena que sencillamente no deseaba molestarla, simplemente, admirarla en silencio.
Al despertar, su único ojo capturaba el rostro pacífico pero centrado de su guardiana. No quería arruinar el momento donde el silencio se sentía agradable.
