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GsL1579142 · F
Una vez ha terminado, permanece firme, en espera de cualquier cosa que esa mujer pudiera desear. Aún así y después de escucharle, asintió de forma ligera, sin pizca o muestra de problema.

━ Entendido. En cuanto lo haga le acompañaré.

Y aún si no lo hubiera dicho, ella lo haría, después de todo, no podía dejarle sola en las afueras, aún si era solo para darle libertad a un pequeño animal.
LdyMelin · F
— Eso espero.

Hasta el momento, desde que Giselle custodiaba sus movimientos, no hubo ningún encuentro desagradable. De todas formas, la mujer no lograba conseguir una tranquilidad absoluta aún.

Cerró la tapa del joyero, tomándolo de regreso. Con un leve sonido de labios cerrados le daba a entender que no lo cuidaría.

— Lo devolveré a donde debería estar. Pero para eso, tiene que anochecer...
GsL1579142 · F
Negó con la cabeza, era lo mínimo que podía hacer por la mujer que seguía. La mirada no se apartaría de aquella dama, asintiendo con la cabeza apenas escuchadas sus palabras.

━ No debe preocuparse, señorita. Mientras yo permanezca a su lado, ningún otro individuo será capaz de molestarla.

Entonces, atendiendo la siguiente orden, procuraría ir hacia aquella, todo para dejar al murciélago en aquel lugar, cuidadosa como en un principio.

━ ¿Piensa cuidarlo?
LdyMelin · F
Los chillidos no resultaban un fastidio ahora que podía observar a la criatura en manos de Giselle. Fue como si un manto de tranquilidad cayera sobre la rubia, que sonreía admirando al murciélago, después el rostro de la jóven.

— Tantos intrusos han entrado aquí en el pasado, que mi paranoia crecía por un simple animal.

Melian se aparta, caminando hacia el tocador. Allí tomó un joyero, quitándole las alhajas y teniendo ahora una pequeña caja. Hizo un gesto con la cabeza, acercando el joyero a las manos ajenas.

— Déjalo aquí. Buen trabajo, querida...
GsL1579142 · F
━ A sus órdenes.

Si el deseo de la señorita era mantenerlo vivo, entonces así sería. Sin objetar fue que guardó el arma y, así, pasó al siguiente pedido; descendió poco más, suficiente para buscar y a la pequeña criatura que yace atrapada, movimientos suaves y leves hasta poder rodearla completamente.

Pueden escucharse los chillidos del murciélago, pues aún si lo tomaba con gentileza, ha de ser una sorpresa tal suceso, porque la propia Giselle recibe una mordida. Tan pronto lo sacó de su lugar, mostró el resultado a Melium: ambas manos que capturan al pequeño animal sin necesidad de lastimar.
LdyMelin · F
Logró inclinarse y posar su mano en el hombro de Giselle. Un suave apretón para detenerla.

— ¿Segura? En ese caso...Tómalo con cuidado, y dámelo.

Un murciélago sólo era una criatura torpe y desvalida durante el día, por su nula visión. Lo sabía, matarlo hasta le daba lástima.
Suspiró haciéndose hacia atrás otra vez y con un tono más amable agregó.

— Gracias, confío que serás cuidadosa.
GsL1579142 · F
━ Posee alas.

Aclaró de primero. Reunió energía sobre sus ojos, a fin de observar más allá con mayor claridad. Poco a poco podría detallar mejor la figura que molestaba a su señorita, mas eso no le impidió retirar el seguro del arma.

━ Un murciélago, aunque no comprendo como llegó a quedar ahí. Voy a eliminarlo.
LdyMelin · F
— ¿Pequeña criatura? Sé más específica...

El corazón se le aceleró. Confirmado, no había estado alucinando después de todo. ¿Un roedor bajo su cama, entonces? Qué molestia.
Sus pasos ligeros ni se escuchan sobre la madera al acercarse, mirando a Giselle con detenimiento.

— Es una rata, ¿no es así? Me repugnan. Mátala.
GsL1579142 · F
Abrió los ojos más de la cuenta, suficiente para visualizar lo que hubiera por debajo. En un inicio no puede encontrar nada extraño, sin embargo, sí percibió algo diferente, pequeño, podría ser incluso inofensivo, pero era un pecado el perturbar la paz de la señorita Melian.

━ Señorita... Hay una pequeña criatura. Parece dormir justo debajo, si me da la orden puedo acabarlo y no volverá a molestarla.

Porque a pesar de querer hacerlo, requería primero de su permiso; las palabras de esa mujer son absolutas.
LdyMelin · F
Melian entrecierra su ojo al divisar la pistola en la mano ajena. Sonrió, porque Giselle sin cuestionarla estaba dispuesta a exterminar la "amenaza", incluso si no existía. Le agradaba eso, que no cuestionen sus palabras.

— Bien, está bien. Si no logras ver nada, nos vamos al jardín.

Pero continúa pendiente de ella, de lo que estuviera por descubrir. No era más que un murciélago extraviado que hacía demasiado escándalo, ahora dormido bajo las tablas de esa cama.

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