A pesar de su mal humor y lo amargo de su carácter, Lucifer siempre se divertía a su modo entre las huestes humanas y demoníacas ¿Cómo el creador de lo maligno y la vida bajo la penumbra podía sufrir? Todo lo contrario, la ruina ajena, la admiración por lo que hacía, el desdén hacia su figura era su felicidad. No había más goce en ello que en su putrido ser .