¡Me encanta! *La respuesta de la faraona fue apresurada, con un toque de emoción y ansiedad, sin embargo, esa misma actitud fue apagada ante la propia escena, los ojos violetas de la morena recorrieron, cada centímetro del hombre, para finalmente, con mirada atónita, sin dar crédito a lo que veía, notó, como sacudía aquella cuchilla, llena del líquido vital. No podía asumir nada hasta ahora, pero parecía, que había llegado ante alguien peligroso, de eso no había duda, pero ese hecho la hacía desear, averiguar un poco más*. Así que usas la sangre para decorar ¿De qué animal la usas? *Preguntó con seguridad, esperando no escuchar, que esa sangre fuera humana*.

Mi juego es simple ¿Te gusta el Arte? -La cuchilla que uso para ese día en aquella prostituta se veía gotear en su diestra; había destajado sus enormes e inservibles pechos, sin contar que con sus propias manos arrancó piernas y brazos. Su mirar tranquilo entre la sangre sobre su rostro hacia contraste con su inhumana sonrisa- la sangre tiene un hermoso color para decorar, de eso se trata el juego -Sacudió la cuchilla hasta sacar todo resto de sangre sucia-

¿En qué consiste tu juego? *Diría la faraona, al arribar al lugar, mirando de arriba a abajo al hombre, grabando en su memoria cada detalle de él, desde su vestimentas hasta sus gesticulaciones, la idea de jugar parecía interesante, más ahora, que se sentía aburrida*.