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[code]Destruido y traicionado, había quedado en el exilio el Serafín de Gueburah, que simbolizaba la corona del todo poderoso. Comenzó su caída desde el aumento de su poder y prestigio entre las esferas de distintos ángeles, que provocó en su creador sensación peligro ¿Razón? Ser dejado atrás por alguien que casi igualaba su existencia.

Lucifer destruido por los arcángeles custodios, fue puesto a dormir hecho pedazos y clavado en su sepulcro por las siete lanzas divinas; inducido gracias a estas, a un sueño profundo por milenios. Entre tanto su mente y esencia quedaron latentes, el caído comenzó a pudrirse en el odio y la venganza, opacandose lo que el hermoso serafín represento en su efigie hasta deshacerse y quedar un monstruoso ser, en que lo único que se puede reconocer es su halo corrompido junto con sus enormes y maltrechas alas de seis pares[/code]

[code]Tras milenios dormido, fue tanto la destrucción y la oscuridad en su ser que se convirtió en la otra mitad del Yod, el vertiginoso y latente caos, infectando así a lo que alguna vez fueron los humanos primigenios y de ahí maldecir sus generaciones hasta las actuales. Lucifer por fin despertó, envenenando la tierra y las mentes y corazones desde la lejania.
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