─ Aunque había intentado contenerse le fue imposible no querer besar los labios del ángel nuevamente, callarle con un beso cada que ella se enojaba con él, sentir nuevamente el mundo en sus manos al besarle; aunque para él estaba claro era la última vez que lo haría, se aseguró de que este fuera lo suficiente largo, se separó con lentitud, sintiéndose más destrozado de lo que ya estaba al ver aquel rostro que tanto amaba tan roto por dentro, como si ella hubiera comprendido el adiós albergado en aquel beso; Paso saliva pesadamente nuevamente, apretó los labios porque ahora no fueran las lágrimas que le traicionaran ahora.─



¿Soy un egoísta por querer que vivas Lucinda? ¿Por querer que seas feliz?.. Entonces lo soy. No voy a quedarme a ver cómo te arrebatan de mi vida, ya no más, Entonces ¡LO SOY!, tienes razón soy un egoísta[...]