— Mmh...— por un momento se preocupó por el semblante de seriedad en el rostro ajeno hasta que indicó lo que quería — No es algo que tenga en ese lugar pero si en mi otro restaurante — sacó su teléfono y marcó — enseguida te lo traen — efectivamente, en menos de diez minutos llegó un chico en una motocicleta con un paquete, Dorian pagó y hasta le dio propina al chico — Gracias ¡tenga lindo día joven! — luego miró a Ebbe — Aquí tienes, disfrútalo.