Planear...¿Por qué le gustaba pensar tanto las cosas?. Suspiro encogiéndose de hombros sonriendo ante la atención que tuvo con ella al limpiar la mancha de sangre en su pómulo. — Un baño y un descanso suena bien. — Incluso Lappland tenía su límite pese a ser un torbellino imparable la mayor parte de las veces. — Hay que movernos con cautela...— sacudió su espada salpicando el suelo con las gotas de sangre que aún escurrían de su filo. — Andando, non possiamo stare qui. — Se adelantó, la miró sobre su hombro e hizo un movimiento con su cabeza indicándole que la siguiera.

—Tenemos más de dos días sin dormir— ver el rostro lleno de sangre de Lappland la hace reconsiderar la posición de ambas; acercó la diestra a la altura de su cabeza para deslizar el dedo pulgar por el pómulo pobremente limpiado, removiendo algo de sangre. No sabía si era de ella, o de la rata que las traicionó.

—Vayamos al hotel de tu territorio, no tardarán en llegar los policías— suspira, misma vez que le echa una mirada al desastre que acababan de cometer.

—Planeemos nuestro siguiente movimiento— nunca se puede ser demasiado precavido; mejor sería charlar esos detalles en la privacidad.

Se encogió de hombros y sin preguntar arrebato el pañuelo que Texas usaba para limpiar el filo de su espada para poder limpiar con el su rostro, aunque solamente extendió un poco más esas manchas. — Meterse a la boca del lobo requiere pelotas. Habrá consecuencias por esto, no podemos bajar la guardia. — Arroja el pañuelo hacía Texas afilando ligeramente la mirada.

No tanto como tu rostro. -Busca en el saco de su traje un pañuelo, y se dispone a limpiar el filo de la espada con especial cuidado.- Es una lástima que Moretti nos haya traicionado.