Sus orejas se movieron de arriba hacia abajo repetidas veces, Lappland era una clase cachorro que desde su llegada a Rhodes había conocido a mucha gente pero a pesar de sus años de servicio está era la primera vez en mucho tiempo que le emocionaba festejar un día así. — Texas, Gracias. — Este era un buen motivo para seguir avanzando, no iba a rendirse.
—Depende... si te comportas bien.— Deslizó las manos desde su cuello hasta sus mejillas y acarició suavemente su piel con los pulgares. —Te llevaré a ese lugar en Lungmen que te gusta y podrás pedir todo lo que quieras.— Le gustaba esa sensación de paz. El mundo era demasiado caótico como para no ser egoístas y permitirse un momento feliz.
Pareciera que Texas tenía un cachorro jadeando y moviendo sus patitas con emoción frente a ella. Había pasado tiempo, mucho tiempo en el cual no recibía promesas por ese día, por ese que había olvidado y que hoy Texas le hacía recordar provocando gran entusiasmo en la Lupo. Su cumpleaños. —¡Si! ¿Comeremos mucho?
