-La albina acomodo su larga cabellera, escucha lo que le dice. -

Bueno... Es mi nombre.. Tengo hermanas que se llaman, uno, dos, tres, cuatro,cinco.

-Sus nombres era curioso pero para ella eran normales. -


Claro, ahora no tengo nada que hacer.

—Zero, que nombre más curioso. Justo ahora iba al bar, ¿Te gustaría acompañarme? Así nos conocemos mejor.

Se acomodó mejor las ropas, aquél lugar de descanso había sido una muy buena idea. Quizá luego del bar iría a las aguas termales.

-La albina procede a levantarse, la mujer miro al contrario escuchado su presentación, aun mantiene esa seriedad. -

Mucho gusto, Langzi... Soy Zero.

-Se presentó estando de lo mas calmada.

Bostezó, entonces no tenía caso. Tuvo que pagar un par de monedas al hombre contra el que jugaba, ya no sabía cómo responder.

—Bueno, parece que la suerte no está de mi lado.

Se levantaba estirando un poco el cuerpo, mostrando su larga cabellera cayendo cuál cascada.

—Por cierto, hola, soy Langzi.

-Tomo una ficha y la acercó a su propio rostro para verlo con su único ojo que no tenía una flor. - se ve complicado.

—Gungi. Pero jamás lo he jugado, he visto como algunas personas lo jugaban, pero yo nunca lo entendí.

-La albina se sentó frente a él, mirando el tablero. - ¿Que juego es?

—Lavarlo tiene sus desventajas. Me llega más abajo de la espalda... Por cierto, no sé jugar muy bien esto.

Vaya... Tu cabello es muy largo, más de lo que se muestra.