« Back to Album
En completo silencio el caballero regresó hasta la mesa en la que le esperaba su compañera, y situó delante de ella una jarra de cerveza. En la otra mano sostenía la suya, la cual dejó frente al puesto que le correspondía.

Tomó asiento y pudo sentir su cuerpo relajándose. Tras un largo día de entrenamiento, agradecía profundamente estar sentado, incluso si era en aquella vieja y malograda silla de madera.
— ¿Por qué el arco? — Preguntó de pronto con un deje de intriga. Después de haber visto a la chica manejarse hábilmente con las cimitarras, no comprendió [...]
 
Newest First | Oldest First
... de bestia eres tú? ¿Cuál es el truco para que, semejante guerrero, tenga esa fama alrededor del reino?
—Bueno... cuando escuché las historias aun no pertenecía a este lugar. —Exclamó, como si se disculpara por auto excluirse.

No pudo evitar dibujar una tenue sonrisa al escuchar el nombre de su compañero, entrecerrando con levedad la mirada; a pesar de su aspecto dominante, le había parecido una persona bastante agradable, grata, completamente inusual. Pero, sí, en batalla daba bastante miedo, intimidaba con solo verlo alzar su espada como si no pesara nada.

—Gawain da miedo. —Exclamó, sin tener la necesidad de explicar todo lo que creía de él. —Y, bueno, creo que tienes razón. Los idealizan de una manera... casi mitológica, la lengua de los bardos es muy ágil cuando se trata de ensalzar simples rumores... pero, hay algo de cierto siempre en sus canciones, ¿no? —Cruzó los brazos bajo su pecho, más por mera costumbre, ya que en ese momento los vendajes le evitaban la pena del estorbo. —¿Qué me dices de tí, Lancelot, el más valiente de los caballeros de la mesa redonda? ¿Qué clase.
LancelotDuLac1570157 · 31-35, M
— Te recuerdo que tú también formas parte del grupo. Eso significa que, en todo caso, hablan de todos nosotros, incluyéndote. — Aclaró el caballero antes que nada, con un tono de voz que poseía cierto matiz de reproche por haberse excluido a sí misma. Puede que ella lo hubiese mirado por demasiado tiempo, pero él no pareció molesto ni consternado por eso. No lo había visto como algo extraño, o fuera de lugar.

— Me atrevería a decir que no hay persona que no tenga algo de bestia en su interior. Un lado feroz e indomable. Unos más que otros, por supuesto. ¿O me dirás que a veces no has visto a Gawain, por ejemplo, como otra bestia más en algunos entrenamientos? — Acompañó esas palabras con una pequeña sonrisa a medio labio.

— Pero sí, indiscutiblemente es nuestro deber como caballeros el no mostrarnos de esa forma ante los otros, para poder transmitirles una sensación de paz y de seguridad. ¿Quién se sentiría seguro siendo cuidado por una persona que podría perder el control?
—Jamás creí que los caballeros de la mesa redonda fuesen controlables. Había entendido que... Arturo no deseaba que se viesen unos por arriba de otros. —Llevó la mano sobre su propia mejilla, sosteniéndose de la mesa, para observar mejor al caballero que tenía delante. —Ninguno de ustedes parece una bestia en realidad, sino... caballeros de ensueño. Como si fuesen el ideal perfecto... ¿sabes lo que se habla de ustedes por fuera de estos lugares?

Entrecerró la mirada. Hablaba como si ella misma no fuese parte ahora de ese grupo, pero es que le parecía bastante irreal en ese momento; fue entonces que se percató de que llevaba demasiado tiempo mirándolo fijamente, y, víctima de su propio nerviosismo, desvió la mirada y se inclinó hacia atrás, a riesgo de quizá caerse al suelo.
LancelotDuLac1570157 · 31-35, M
— Quizá. ¿Está mal conocer mejor a aquellos con quienes combatirás en el campo de batalla, y en quienes eventualmente confiarás tu vida? — Contestó como si fuera obvio lo que acababa de decir. Considerando que formaban parte de un selecto grupo de caballeros, quienes, además, eran los más allegados al rey, le parecía lo más congruente indagar sobre quién era, en general.

Quizá la muchacha aun no tuviera hambre, o esa impresión le daba por cómo no había puesto sus dedos sobre las hogazas de pan. Él, por su parte, sí lo estaba, y no esperó más. Dejó el tarro de cerveza sobre la mesa, agarró firmemente uno de los panes y lo partió en dos mitades para nada simétricas. Dejó una de ellas, la más grande, frente a sí, y la otra la empezó a despedazar lenta y cuidadosamente para irla comiendo poco a poco.

— Con respecto a lo otro, todos tenemos algo de bestias, en mayor o menor medida. Solo que a veces son otros quienes nos controlan, y a veces somos nosotros mismos.
—Es su única utilidad por ahora. —Descendió la mirada, pero no se animó a tomar lo que le había ofrecido, no por el momento. —La verdad es que me siento, y me hacen sentir como una bestia a la que hay que controlar. —Desvió la mirada entonces a un lado.

Su vista se mantuvo unos momentos en el lugar, entre aquellos que se encontraban también bebiendo, charlando, diciendo tonterías producto del alcohol del que ya llevaban bastante camino. Bebió de nueva cuenta del tarro, esta vez una mayor cantidad, perdiendo quizá un poco de aquella fineza que le distinguía.

—¿Por qué te interesa, entonces? —Había encogido instintivamente los hombros, sobresaltada de pronto por el anterior trago. —¿Es lo que haces con todos los llegados?
LancelotDuLac1570157 · 31-35, M
— ¿Quitarme mi puesto? — Preguntó en un primer momento, sin haber caído en el acto que se trataba de una broma. Y así, negó con la cabeza. — No es como que estemos en una competencia de talentos en la Orden del rey. — La gloria y la fama le eran secundarios.

Oyó con atención y en silencio la explicación de la pelirroja, asintiendo con la cabeza de manera ocasional para dar a entender que le estaba atendiendo. Aquel movimiento de cabeza fue un poco más acentuado cuando habló de aquel presunto descontrol al momento de pelear.

— Fue ingenioso. Una buena forma de lidiar con ese problema. Lamentablemente no fue una solución, ¿me equivoco? Después de todo, al final del día, si te ves forzada a pelear cuerpo a cuerpo, terminas cayendo en la misma situación.

Se acercó una de las empleadas del lugar para dejar sobre la mesa un par de panes recién horneados que él mismo había pedido al momento de buscar las bebidas. Con un ademán, exhortó a su compañera de armas a probar uno.
El idioma era una especie de impedimento, a pesar de que lo dominó con bastante rapidez, por lo que no podía evitar hablar con un tono más bien suave, lento, que sonaba elegante a oídos de los britanos. Aceptó de buena gana la jarra con cerveza, remembrando sus días escondiéndose de su nana en el hogar de su tío el rey Marco.

—Porque es hermoso. —Había contestado, pero usó un tono leve en broma. —En realidad tiene un motivo educativo, en palabras de mi tío. ¿Te interesa porque crees que te quitaré tu puesto como combatiente a dos armas?

Resopló una leve risa, pero era obvio que la pregunta en sí le había incomodado un poco; sin embargo, debía confiar en ellos, y hacer que ellos confiaran en ella, en particular... él.

—Cuando entro en combate, suelo... perder un poco el control, quizá lo notaste. Tanto mi madre como mi tío me supervisaron para tirar con el arco, en una manera de controlarme y concentrarme, en vez de solo atacar. —Se llevó el tarro a los labios, dándole un sorbo
LancelotDuLac1570157 · 31-35, M
[...] qué le había llevado a emplear el arco como su arma principal. — No creo que sea por cobardía, o por la burda excusa de "para estar a una distancia segura", ¿no? ¿Entonces?

A la espera de que le respondiera, se llevó la jarra y dio un sorbo poco ruidoso. Todo su cuerpo agradeció recibir aquella bebida.
This photo can't accept comments.