-El menor se movilizo a tomar las riendas sobre el asunto. Fijo su amarre sobre las manos apricionandolo con su cuerpo en aquel sitio aparentemente solitiario.- ¿A que jugamos Xiao ge ge? ¿Primero me das alas y ahora me las cortas? ¿Que te pasa? ¿Te gusta alguien mas? ¿O soy tu pasatiempo?...Quiero ir en serio...Y no me lo crees.... No es justo.
—¿Cómo podía torturarle así? Maduro, recatado, adecuado a las leyes pero eso no quitaba que fuera hombre con sus propios deseos y necesidades. Su cuerpo reaccionaba y trataba de mantener la voz al mínimo, sintiendo el calor subir a pesar de la lluvia fría que comenzaba a mojarlo.—
E-eres c-cruel... U-un hombre como yo, privado del placer y la energía que tú puedes obtener... Me torturas, Yibo D-di di.
—Musitó apenas, antes de esconder su rostro contra el torso ajeno, aferrando sus manos a las ropas de este. No podía ni quería rechazarlo, pero tampoco sabía que iba a resultar de darle el sí, de confesar que él también añoraba compartir con el menor aunque fuera mal visto.—
C-comenzamos a compartir mucho p-por ese drama. No puedo.... N-no me es posible negar que Di di me es atractivo y no puedo serte indiferente, p-pero debes estar seguro de esto, por qué n-no habrá marcha atrás
