¿Cómo se sobrevive en Ogre Street? ... Si le hicieran esa pregunta, quizás no podría responderla. Podría decirse que es una lista de varias cosas no muy honorables, ligadas a la suerte. Así lo hizo ella, y creó a su pandilla de matones, chicos con los que creció en ese desafortunado sitio. Se propuso romper ese esquema, encaminar a sus colegas a poco a poco buscar un propósito más honorable, a ser honestos, pero falló completamente. Oh, luchar contra corriente es duro, sobre todo cuando el hambre de la familia toca la puerta. Y ella dejó de resistirse. Se dejó llevar lejos...
que podría pisar donde quisiera, ella no era una dama. A ella la echarían si pisaba ese lado. La policía la conocía, a ella y a su territorio. Entonces sólo quedaba esperar con un cigarro encendido en los labios a que volviera a surgir una ocasión para verle. Había hablado con quien fue necesario para garantizar su seguridad por esos lados, así no le harían daño. Eso esperaba, con todo su corazón. Ella estaría allí, paciente y dispuesta a brindarle ayuda a su gran amigo cuando lo necesitara. Sabía que siempre sería así.
Y olvidó su propósito, cada vez soñaba menos. Antes de dormir solía mirar al techo y se imaginaba con todo el dinero del mundo, como uno hace de joven, y pensaba en lo que haría con él. Si bien admiraba los finos vestidos de las damas jóvenes y adineradas, no todo ese monto imaginario se iba en ello. Quería impulsar un propósito que beneficiara al mundo, un ideal digno, una contribución de ella para la gente. Y se echaba a reír, luego cerraba los ojos y dormía, sepultando todo. Jonathan Joestar fue la pala que cavó profundamente en esa tumba. Llegó como su inspiración, como la chispa que encendió fuego en todas las cosas con las que algún día pensó. Conocerlo fue maravilloso, era la ventana hacia afuera. Y quería mirar, salir, verlo de nuevo. Pero ella no podía ir a la zona donde él vivía, y era peligroso que él volviera a Ogre Street. Si bien él era un caballero...
