**El pelirrosa tan sólo deja escapar un suspiro cansino, para después, dirigirse al extraño.** Señor, temo que tendré que echarlo... por más fan que sea; es de muy mala educación y mal gusto entrar sin permiso a la habitación de alguien. **Realmente, a veces le tenía un tanto hastiado esa timidez extrema de su joven amo, o, mejor dicho, ese pudor desmedido que, después de tanto tiempo viajando solos, esperaba que perdiese.**