-Soy un monje budista nómada que viaja por el mundo, para conocer otras culturas, ayudar a los mortales con predisposición a la iluminación y ayudarlos contra los demonios o brindar cualquier clase de ayuda. -Al verlo, que termina de desatar con la cuerda con fuertes tirones. Luego, nota que el otro guerrero le mira y reconociendo la esencia del contrario en parte es la misma aunque sólo la mitad en aquella criatura que espera la joven guerrera llamada Zhen Jun.- Me presento soy Sun Wukong, el Apuesto Rey Mono del Monte Huaguo, de la Montaña de Frutas y Flores; y el Gran Sabio Tan Grande Cómo El Cielo, aquel que desató el caos en el Cielo Chino hace 500 años atrás.
─ Monje budista y guerrero ─dijo para si mismo al terminar de desatar las cuerdas con fuertes tirones, hoscos, sin mucho cuidado de por medio, no así de destreza y agilidad─. ¿Qué hace un monje budista en tierras Romanas? ─paró, volviendo la vista hacía él, cuan curioso parecía aquel ser de apariencia casi animal, rarezas... No era quien para juzgar demasiado.
Soy un asiático, un chino para ser precisos. -El monje budista observa al occidental que estaba orando y le interrumpió con su presencia. El inmortal cuya apariencia es un mono humanoide con rasgos asiáticos y de cabello dorado. -Viendolo que se dirige hacia su caballo y desata las cuerdas.- ¿Yo, un mercader? Ahahahaha!. -Se rié un poco.- No, soy un monje budista y un rey guerrero.
─ ... No es importante. ─respondió enseguida al girarse, pues yacía orando frente a un pequeño y ya desgastado altar que había hallado en el camino. No conocía al hombre, por demás llamativo en su apariencia, no había visto ser similar, no parecía Galo, o un hombre de las tierras del Rin, mucho menos un Romano. ─ Un asiático, presumo. ─acotó al ir hacía su caballo, desatando las cuerdas.─ ¿Un mercader? ─lejos estaba de saber que se estaba dirigiendo a una Deidad.
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