Estaba algo dispersa por el tema, tanto que respingo al sentir la mano de Alana sobre la suya, pronto su expresión evidenció la calma que esta le proporcionaba y respiró profundo antes de mover su cabeza asintiendo. —Lo se, cariño. — Pero pronto hizo una mueca, había algo que le preocupaba y sin duda alguna se trataba de algo que quizás estaba muy por arriba de ella o que al menos lo consideraba así. — Podemos pedirle a Vanya que me asista en caso de que no sea posible que vayas conmigo. — Añadió no muy convencida. —No sabemos si Eris quiera dejarte viajar. —
Comenzó a tomar lo necesario para preparar la bebida que sabía la ponía de buen humor. Lynn algunas veces se estresaba por cosas que ambas podían resolver, y ya había encontrado pequeños detalles que traían de vuelta a su chica, pero aquéllo la tomó tan de sorpresa que dejó a un lado la botella que había tomado para concentrarse en ella. Se inclinó ligeramente y tomó su mano derecha entre las propias. —No dejaré que vayas si yo no voy contigo. Si quiere verte, tendrá que aceptar que ya no estás sola.
Se dejó guiar y tomó asiento en una de las sillas del bar, apoyó sus dos codos sobre la barra y sobre sus palmas su cabeza. — Mi padre llamó, básicamente programo un viaje a Italia sin preguntarme. Me dijo que tenía que ir, que urge hablar. ¿Cree que soy estúpida?. — Se incorporó y frunció el entrecejo, se le notaba furiosa, algo demasiado raro en ella. — Ese desgraciado esta buscando la oportunidad de terminar lo que inicio. —
—Ven aquí, amor. Te prepararé algo rico y mientras puedes contarme lo que te preocupa.— Tomó su mano, llevándola al minibar que asaltaba cada vez que tenía oportunidad.
— No es necesario, cariño. — Descubrió sus ojos y esbozo una sonrisa pequeña, corta. —Ya pasará por si solo. — Aparte no le gustaba mucho la idea de consumir medicamentos.
