Desde su posición la siguió con la mirada, el simple hecho de que vertiera para las flores trajo en Lynn una gran felicidad. Alana cuidaba de ella, estaba aprendiendo a dejarla ser, a ser detallista, a ser ella misma sin forzar las cosas. Eso estaba funcionando mejor que la primera vez. —Grazie amore. —
Le gustaban esos gestos sencillos. La normalidad de esa chica le hacía también sentir normal, y le gustaba. Dio un último beso en su mano antes de soltarla y sin decir una palabra más, fue a llenar un vaso con agua para verterla en el florero en el que su chica había colocado las flores.
Alana era de pocas palabra, sabía lo difícil que era para ella entender ciertas cosas y mucho más expresarse pero sin duda alguna se estaba esforzando, por ella y Lynn realmente apreciaba eso. Sonrió para ella con mayor calidez y asintió con energía a su pregunta siendo incapaz de resistirse y besar sus labios con un tacto corto pero dulce. —Si, lo hiciste bien.
-Lynn siempre encuentra la manera de arreglar los silencios incómodos y las palabras descuidadas que a veces Alana puede expresar. Casi con alivio le muestra apenas una sonrisa, y sujeta su mano para besarla, como si hiciera un gesto caballeroso a una doncella.- ¿Lo hice bien?
