Vampiro - Clan Lis Mortel
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LIS MORTEL
Realmente hay muy poco que decir de su antaña, influyente y aburrida familia, poseedora de un linaje perfecto con poder, riqueza y fama, teñida con dosis de mentiras, falacias y tretas mal planteadas para poder mantener las apariencias ante todo el alto mundo vampírico.
Un festival de incesantes y desconcertantes máscaras llenas de hipocresía y falsedad que sencillamente nunca atrajeron al pelinegro a participar en la “convivencia hogareña” hasta que, su hermano mayor y mal nombrado “máximo orgullo” de su padre comenzó a ser el patriarca de esta.
Suceso que realmente no le incomodo al principio ya que nunca había ansiado ese puesto sin embargo, las prohibiciones que comenzaron a imperar, alterar y limitar su extraña vida de fetiches, excesos y descontrol empezaron a crearle un fuerte enojo, desdén y resentimiento no solo para con su primer hermano si no que también contra su familia en general.
Refugiándose lentamente en los brazos de la persona que consideraba su mejor amigo en ese momento y con la que finalmente se comprometió unos años después Marius Versseau, líder de un muy pequeño y poco influyente clan del cual sinceramente no recuerda mucho y lo único bueno que tenía era al hombre que cautivó totalmente su corazón.
Mismo con el que se respaldo infinitamente cuando sus dos hermanos mayores murieron “trágicamente” el mismo año, apoyándose firmemente en él para “restablecer el honor y poder perdido de su clan”, para finalmente quedarse con el liderazgo de su destrozada familia abatida por la terrible y desconcertante tragedia, reparandole poco a poco gracias al poder del amor y su irrompible unión.
[med]LAURENT[/med]
Amante de los lujos, las comidas finas y las hermosas joyas, derrochador empedernido que jamás escatimo en gastos para satisfacer sus caprichos y desmedidas necesidades, cosa por la cual siempre tuvo muchos problemas con sus hermanos mayores hasta el día de sus trágicas defunciones.
Despreocupado con respecto a sus enormes responsabilidades tanto para el clan como para sus hijos, cediendo así el poder casi absoluto de todo su fantástico linaje a su esposo, dejándolo a cargo no solo de su familia si no que también de sus cientos de granjas, propiedades y territorios que se le otorgaron al conseguir el liderazgo.
Poseedor de un gran ejército de niñeras, nanas y maestros cuidadores para garantizar la máxima educación de su descendencia sin tener que realmente hacerse responsable de ellos, llegando solo a disfrutar de la compañía de sus niños únicamente cuando lo desea.
Un ser consciente de su egoísmo y vanidad que sencillamente no piensa cambiarla, adorando su caprichoso estilo de vida, andando por ella con la cara muy en alto y sabiendo que no importa nadie más que el y si acaso por la única persona por la que realmente se ha preocupado alguna vez es por su dulce y sádico marido.
[med]EXTRAS[/med]
-Vampiro de linaje puro solo consume sangre, no es capaz de ingerir ningún tipo de alimento o bebida que los humanos u otras criaturas suelen consumir.
-El “cariño” que le tiene a sus hijos mayores es más similar al aprecio que le tienes a una mascota en vez de a un ser querido.
-El amor que le tiene a sus hijos menores es el más genuino y dulce que alguna vez ha sentido en su larga y vacía existencia.
-Ninguna de las "incubadoras" de sus hijos ha sobrevivido, todos fueron eliminados una vez que sus descendientes nacieron, así mismo todos fueron vampiros de buen linaje.
-Es extremadamente celoso para con su marido, sin embargo jamás ha dejado de “limitarse” con respecto al tema de los amantes.
LA DESCENDENCIA
Como matrimonio de alfas, era imposible que uno de ellos fungirá como ser gestante para perpetuar la estirpe de los Lis Mortel, pero ello nunca fue un impedimento para Marius y Laurent, al contrario, encontraron en ese hecho una oportunidad única para crear a sus descendientes a su gusto.
Por ello mismo fue que comenzaron a buscar mujeres u omegas que tuvieran características físicas ideales para engendrar un hijo digno de sus planes y sus exigentes criterios, uno a uno, los hijos de ambos vampiros eran concebidos por "especímenes" cuidadosamente escogidos por ambos y una vez que el bebé era dado a luz, quien había servido de incubadora era eliminado, puesto que su utilidad había terminado.
Así fue como nacieron los 4 descendientes principales:
Ronove
Etienne
Yvan
Cirylle
Cada uno traído al mundo con un objetivo en específico pensado a consciencia por el patriarca, nunca hubo amor alguno en su crianza, solo una estricta educación que buscaba explotar las habilidades de cada uno y que así mismo marcaba con claridad la jerarquía que había entre sus hijos, siendo su importancia dictada por el orden de nacimiento y por ende, la consideración que se le tenía a cada quien.
Marius había determinado que solo tendría cuatro descendientes, los primeros tres serían los herederos del clan, siendo su primogénito quien fungiría como la cabeza y los otros dos como sus pilares inamovibles sobre los cuales se alzaría. El cuarto de sus hijos, especialmente engendrado para ser perfecto, hermoso y envidiable, sería su carta estratégica para ofrecer cuando fuese necesario, a través del matrimonio, con el fin de adquirir aún más poder.
Sin embargo, al enterarse del “experimento” que su esposo concibió con una inmunda humana le causó una fuerte molestia, llegando al punto de tramar una pequeña venganza para con él por medio de su pacto previamente firmado por ambos.
Pidiéndole finalmente que le regalara los ojos rosas de una dulce e incauta muchacha en su futuro hijo, forzandolo a concebir un quinto niño que realmente no estaba dentro de sus planes solo para arruinar por completo su perfecto y delicado plan finamente tramado durante años y años de meditación y pensamiento.
Realmente hay muy poco que decir de su antaña, influyente y aburrida familia, poseedora de un linaje perfecto con poder, riqueza y fama, teñida con dosis de mentiras, falacias y tretas mal planteadas para poder mantener las apariencias ante todo el alto mundo vampírico.
Un festival de incesantes y desconcertantes máscaras llenas de hipocresía y falsedad que sencillamente nunca atrajeron al pelinegro a participar en la “convivencia hogareña” hasta que, su hermano mayor y mal nombrado “máximo orgullo” de su padre comenzó a ser el patriarca de esta.
Suceso que realmente no le incomodo al principio ya que nunca había ansiado ese puesto sin embargo, las prohibiciones que comenzaron a imperar, alterar y limitar su extraña vida de fetiches, excesos y descontrol empezaron a crearle un fuerte enojo, desdén y resentimiento no solo para con su primer hermano si no que también contra su familia en general.
Refugiándose lentamente en los brazos de la persona que consideraba su mejor amigo en ese momento y con la que finalmente se comprometió unos años después Marius Versseau, líder de un muy pequeño y poco influyente clan del cual sinceramente no recuerda mucho y lo único bueno que tenía era al hombre que cautivó totalmente su corazón.
Mismo con el que se respaldo infinitamente cuando sus dos hermanos mayores murieron “trágicamente” el mismo año, apoyándose firmemente en él para “restablecer el honor y poder perdido de su clan”, para finalmente quedarse con el liderazgo de su destrozada familia abatida por la terrible y desconcertante tragedia, reparandole poco a poco gracias al poder del amor y su irrompible unión.
[med]LAURENT[/med]
Amante de los lujos, las comidas finas y las hermosas joyas, derrochador empedernido que jamás escatimo en gastos para satisfacer sus caprichos y desmedidas necesidades, cosa por la cual siempre tuvo muchos problemas con sus hermanos mayores hasta el día de sus trágicas defunciones.
Despreocupado con respecto a sus enormes responsabilidades tanto para el clan como para sus hijos, cediendo así el poder casi absoluto de todo su fantástico linaje a su esposo, dejándolo a cargo no solo de su familia si no que también de sus cientos de granjas, propiedades y territorios que se le otorgaron al conseguir el liderazgo.
Poseedor de un gran ejército de niñeras, nanas y maestros cuidadores para garantizar la máxima educación de su descendencia sin tener que realmente hacerse responsable de ellos, llegando solo a disfrutar de la compañía de sus niños únicamente cuando lo desea.
Un ser consciente de su egoísmo y vanidad que sencillamente no piensa cambiarla, adorando su caprichoso estilo de vida, andando por ella con la cara muy en alto y sabiendo que no importa nadie más que el y si acaso por la única persona por la que realmente se ha preocupado alguna vez es por su dulce y sádico marido.
[med]EXTRAS[/med]
-Vampiro de linaje puro solo consume sangre, no es capaz de ingerir ningún tipo de alimento o bebida que los humanos u otras criaturas suelen consumir.
-El “cariño” que le tiene a sus hijos mayores es más similar al aprecio que le tienes a una mascota en vez de a un ser querido.
-El amor que le tiene a sus hijos menores es el más genuino y dulce que alguna vez ha sentido en su larga y vacía existencia.
-Ninguna de las "incubadoras" de sus hijos ha sobrevivido, todos fueron eliminados una vez que sus descendientes nacieron, así mismo todos fueron vampiros de buen linaje.
-Es extremadamente celoso para con su marido, sin embargo jamás ha dejado de “limitarse” con respecto al tema de los amantes.
LA DESCENDENCIA
Como matrimonio de alfas, era imposible que uno de ellos fungirá como ser gestante para perpetuar la estirpe de los Lis Mortel, pero ello nunca fue un impedimento para Marius y Laurent, al contrario, encontraron en ese hecho una oportunidad única para crear a sus descendientes a su gusto.
Por ello mismo fue que comenzaron a buscar mujeres u omegas que tuvieran características físicas ideales para engendrar un hijo digno de sus planes y sus exigentes criterios, uno a uno, los hijos de ambos vampiros eran concebidos por "especímenes" cuidadosamente escogidos por ambos y una vez que el bebé era dado a luz, quien había servido de incubadora era eliminado, puesto que su utilidad había terminado.
Así fue como nacieron los 4 descendientes principales:
Ronove
Etienne
Yvan
Cirylle
Cada uno traído al mundo con un objetivo en específico pensado a consciencia por el patriarca, nunca hubo amor alguno en su crianza, solo una estricta educación que buscaba explotar las habilidades de cada uno y que así mismo marcaba con claridad la jerarquía que había entre sus hijos, siendo su importancia dictada por el orden de nacimiento y por ende, la consideración que se le tenía a cada quien.
Marius había determinado que solo tendría cuatro descendientes, los primeros tres serían los herederos del clan, siendo su primogénito quien fungiría como la cabeza y los otros dos como sus pilares inamovibles sobre los cuales se alzaría. El cuarto de sus hijos, especialmente engendrado para ser perfecto, hermoso y envidiable, sería su carta estratégica para ofrecer cuando fuese necesario, a través del matrimonio, con el fin de adquirir aún más poder.
Sin embargo, al enterarse del “experimento” que su esposo concibió con una inmunda humana le causó una fuerte molestia, llegando al punto de tramar una pequeña venganza para con él por medio de su pacto previamente firmado por ambos.
Pidiéndole finalmente que le regalara los ojos rosas de una dulce e incauta muchacha en su futuro hijo, forzandolo a concebir un quinto niño que realmente no estaba dentro de sus planes solo para arruinar por completo su perfecto y delicado plan finamente tramado durante años y años de meditación y pensamiento.