—No lo lamentes, ¿quién haría las cosas difíciles si yo no las hago? en otras palabras... tu carrera se iría a pique sin mi como tu agente.— Se jactó, intentando que su mala broma le quitara tensión al ambiente, luego, desvió la mirada, con la expresión de una niña que fue atrapada haciendo una terrible travesura. —Sabes que necesito mis dulces... además le debo dinero al idiota de Shu Min. Si no le pago hará un escándalo.
— Lamento tener que enviarte ahí...eres en quien más confío junto a Fia. — Levantó un poco su vista. — Si es de esas paletas azules me harás reconsiderar el sentir culpa por enviarte a Kazdel...
—Después de la última misión a la que me enviaste... Kazdel no es precisamente un parque de diversiones.— Se inclinó ligeramente, para percibir el aroma de su cabello. Ni siquiera podía ocultar lo agotada que estaba, pero estar cerca de ella le daba al menos calma. —Vamos a Lungmen, tengo que pasar por un encargo.
