100+, F
Oɴʟʏ ʀᴏʟᴇ || Dᴇᴍɪɢᴏᴅᴅᴇss || +18 || Nᴏᴛ sɪʟᴇɴᴛ
About Me About Me NotesAbout Me
ALENNA
[code]Nombre: Alenna Úndomiel || << Luz valerosa del camino >>
Sobrenombre (s): Belleza del cielo || Náirel < Guardiana >
Linaje: Híbrido entre elfo oscuro y deidad. < Sangre pura de la segunda generación || Semidiosa >
Ascendencia: Ilúvatar Úndomiel ( Padre - Vivo )
Hela ( Madre - Viva )
Afiliación: Elite Army.
Lugar de nacimiento: Helheim
Ocupación: Cazadora de humanos/seres míticos/demonios
Elemento: Oscuridad
Armamento: Apocalypse ( Pistola con balas de plata ) || Survivor ( Espada de oscuridad ) || Báculo Sagrado del bajo mundo || Arco elfico de luz
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❝Ella, la semidiosa infortunio; la no deseada.
Es el producto del pecado, de la opresión de la libertad, opresión de la cual ni siquiera la mismísima Hela en toda su gloria, logró escapar.
Ella es la semidiosa maldecida por los dioses❞.
Es el producto del pecado, de la opresión de la libertad, opresión de la cual ni siquiera la mismísima Hela en toda su gloria, logró escapar.
Ella es la semidiosa maldecida por los dioses❞.
E D I T A N D O
[code]Desde la época de la creación, los Dioses, en su impoluta gracia, cobijaron con su aprobación a los gigantes de hielo, con el paso del tiempo, inclusive se volvieron parte de su linaje; parte de ellos. Tanto deidades como alfar < los dioses menores de la fertilidad > reconocieron la nueva posición inmarcesible de los gigantes. Las disputas bélicas entre ambas especies habían llegado a su fin con la llegada de Skadi a Asgard, ahora ellos también gobernaban los cielos.
Los eones transcurrieron y la unión entre Æsir, Vanir y gigantes no parecía disolverse, por el contrario, se volvía mucho más fuerte. Para los elfos oscuros, esto era un insulto a su existencia, no concebían el hecho de que las deidades y los alfar prefirieran, incluso por encima de ellos mismos, a los gigantes de hielo. Ilúvatar, rey del bajo mundo, pensó en alguna manera de expresar su descontento, pero no, no deseaba solo dar por enteradas a las divinidades, deseaba dejar una marca imborrable en su orgullo, pues con el rey de los elfos oscuros, nadie juega.
En primera instancia, su plan fue manchar la pureza del Inframundo, enamorando a su soberana para después dejarla en el olvido y sumirla en el eterno dolor del amor no correspondido, pero en un contexto realista, eso jamás pasaría, así que ideó otra artimaña, una que no solamente dañaría el ego de los dioses, sino también el de los alfar. Ilúvatar adquirió la forma del rey de los elfos de luz, el dios Freyr, y con ello, se dispuso a descender a Helheim.
Interceptó a Hela con el pretexto de pedir un poco de los frutos que en su reino nacían para curar el alma de dos alfar que habían perdido a su cría, sin embargo, cuando la diosa se descuido, Ilúvatar aplicó un sedante y ella cayó en un sueño profundo, aun vestido con la forma de Freyr, el elfo oscuro abusó de ella. Cuando la soberana de Helheim por fin había despertado, ya había sido demasiado tarde [. . .]
Odín, al enterarse, demandó que los Vanir se presentarán ante él para que respondieran al ilícito que había sido cometido, pero ellos en su infinita sabiduría, desvelaron la verdad de lo que había acontecido, y no solo eso, sino que también informaron a Hela que aquella unión forzada, había rendido frutos, la semilla del señor de los elfos oscuros, ahora crecía en el interior de su vientre.
Ella, intentó arrancarse el producto con la espada de Odín, provocando así el debate moral entre dioses y elfos, la disputa había comenzado, mientras unos argumentaban que la criatura no tenía ni un poco de culpa del ilícito, otros deseaban desaparecerla antes de que pisará Tierra. Los alfar triunfaron en la afrenta, argumentando que, para el futuro de su cría solo existían dos caminos, el primero daría muerte a Ilúvatar, pero el segundo, daría muerte a los propios alfar, una revelación más contra los dioses. Decidieron arriesgarlo todo y apostar por la primera senda.
A Hela no le importaba nada, así que, para aplacar su ira, durante los 21 meses de gestación, Odín la mantuvo atrapada en el árbol que daba vitalidad a Helheim. [. . .] Los meses transcurrieron "apacibles" hasta que la anomalía que marcaría el arribo de la semidiosa se manifestó en territorio mortal el suelo de Midgar comenzó a temblar, el terremoto provocó que incluso parte de él se abriera; era la hora.
Los alfar descendieron rápidamente a Helheim para poder recibir a la cría que se gestaba en el interior del vientre de Hela, pero cuando lo hicieron, aquel bebé había salido por cuenta propia, mordisqueando el interior de los intestinos de la diosa hasta crear un hueco que le permitiera escapar. Horrorizados, antes de que Odín se atreviera a despertar a la hija de Loki, tomaron al bebé y ascendieron a Midgar, lugar en donde la abandonaron.
El temblor cesó, y muchas vidas se perdieron, pero esas vidas, fueron a parar a su contenedor predilecto; la recién nacida. Aquello permitió que se mantuviera con vida, pese al frío helado que en ese entonces azotaba a Midgar. Ahora, su supervivencia, dependía única y exclusivamente de ella.[/code]