Del cielo una especia de plasma se separo del espacio y tiempo, cayo sobre la superficie como una cota de pintura, floreció y de ahi salí. La ropa que traía era demasiado extraña, era un quimono de la antigua japón. Decidí investigar el lugar de repente percibí que alguien se encontraba en dificultades, abajo del árbol había un perro que aprisionaba a un joven de cabello naranja: decidí intervenir acercándome al perro que con facilidad acaricie para calmarlo y asi fue, el perro se fue.