Al admirar la figura de aquel nuevo invitado. Los muñecos posan sus siniestras miradas, las cuales destellan ligeramente de un hermoso y vivo color carmesí y con voz ligeramente siniestra mencionan en unisono
Un invitado ! Un invitado!
Aquel pequeño conejito se eleva de aquel lugar donde se encontraba para así poder levitar al rededor de aquel pelirrojo
Acaso has venido a jugar conmigo?
Cuestiono con un toque un poco gracioso y pequeño , deslizando su diestra al quedar frente a el , para así tocar con su felpuda diestra el rostro de el pelirrojo, sin embargo en aquel toque se lograba sentir una frágil y delicada mano , la cual pareciera ser de una muñeca de porcelana