- Llevo meses viviendo entre los mortales que protege la Diosa Athenea, a veces pienso que todos deben morir y que no merecen tanta bondad, pero luego a veces conozco a algunos que si merecen la misericordia de los dioses, y tu no eres uno de ellos

-exclamaba aquella pequeña con sus desaires, preparandose asi para posicionarse erguida sin molestarse en tener cerca a Abel para que la ayudase a sentirse fuerte-

- Brillas tanto... Y eres tan calido

-la sonrisa en los labios de la menor se hacia mas visible y tranquila a la par que se escondia bajo la capa que ocupaba el Dios del Orden-

- Yo no soy infantil... Tu eres malo!

-exclamo dirigiendose al albino-

-Giro un momento su mirada para verla y sonreirle levemente-

No eres inutil, eres una de las guardianas mas cercanas a tu diosa no? Eso demuestra que no eres inutil

-Regreso su mirada al albino -

No son ideas infantiles, tienes una concepcion del mundo bastante monotona la verdad, imagino que lo basas en el dolor

A-abel...

-murmuro aquella pequeña por haber vuelto a su edad de 14 mientras que desviaba la mirada-

- Soy inutil? A-acaso lo que el dice me hace inutil?

Es suficiente

-Fue lo que dijo caminando para ponerse al lado de la joven viendo al muchacho de cabellos blancos-

Gobernar o no, es el deseo de ella lo que cuenta, no se le puede obligar a hacer algo si no quiere.

Y ignorante te falta mucho por crecer y entender este mundo cruel.

Conformista? -por unos breves instantes rebusca en su diccionario- no sale...

Conformista que lastima...