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KuZ1570061 · 90-99, M
Sus manos temblaron, pero la convicción de su enfado encabezaron, ignorante a otro sentimiento de temor o pánico que les hiciera zancadilla. Estuvo a segundos de patear la puerta y sacar de su estuche a su arma de fuego, sino fuera porque habrían más involucrados en dicha persecución.
—Esto está mal...—
El tono quejumbroso tomó su boca, pero las bestias incontrolables estarían siendo azotadas por una sed que tapiza a su crimen. Dio media vuelta, pero con los pies casi incrustados a la dura tierra, provocando una pequeña tela de polvo casi invisible a la noche, a excepción de los focos que los ilumina en tenue.
—Esto está mal...—
El tono quejumbroso tomó su boca, pero las bestias incontrolables estarían siendo azotadas por una sed que tapiza a su crimen. Dio media vuelta, pero con los pies casi incrustados a la dura tierra, provocando una pequeña tela de polvo casi invisible a la noche, a excepción de los focos que los ilumina en tenue.
KuZ1570061 · 90-99, M
Cuando sus prioridades están por su frente, las espaldas quedan descubiertas, a tal punto en que su guardia está por debajo de su consentimiento. Sólo tenía en mente en que tenía un trabajo que iniciar y terminar en un cerrar de ojos, pero su confianza excedió al pensar en que nadie iría tras sus pasos. Incluso apaciguar a Yuki y su caminar silente no fue lo suficiente para que ocurriera lo inevitable.
A medida que avanzó lo suficiente tras salir de las tierras de la academia, comenzó a detectar aires muy similares a los de su propio ser, y por la poca costumbre a sus pasivas del vampirismo, no le fue fácil identificar por quiénes eran, pero sí, en el momento en que se encontró en un callejón donde los gatos negros tenían su morada, y si no fuera por la casona que se encuentran a su diestra, ya no estarían enclaustrados.
—...Ya he hecho esto antes... ¿Por qué ahora?— (...)
A medida que avanzó lo suficiente tras salir de las tierras de la academia, comenzó a detectar aires muy similares a los de su propio ser, y por la poca costumbre a sus pasivas del vampirismo, no le fue fácil identificar por quiénes eran, pero sí, en el momento en que se encontró en un callejón donde los gatos negros tenían su morada, y si no fuera por la casona que se encuentran a su diestra, ya no estarían enclaustrados.
—...Ya he hecho esto antes... ¿Por qué ahora?— (...)
YCss1567358 · 22-25, F
No es que ella fuera muy avispada para enterarse de las cosas, en realidad, le daba bastante curiosidad que Zero se hubiera puesto tan frío, es decir, más de lo usual, ni siquiera la dejo acompañarlo a la ronda nocturna que usualmente hacían juntos, quizá se debía al pleito que tuvieron el otro día, no estaba segura. Fueran peras o manzanas, ella se encargó de arrimarse a uno de los balcones para así mirar desde ahí en busca de esa cabeza platinada que conocía bien, y para su "buena suerte" alcanzó a ver como caminaba en una dirección diferente a la usual, motivo de sobra para sospechar.
Pegó un brinco que a lo mucho le costó un raspón en la rodilla y entonces se desplazó entre los árboles, sin saber que otros vampiros tenían la misma idea que ella sobre perseguir a Zero para saber que planeaba hacer.
Pegó un brinco que a lo mucho le costó un raspón en la rodilla y entonces se desplazó entre los árboles, sin saber que otros vampiros tenían la misma idea que ella sobre perseguir a Zero para saber que planeaba hacer.
User1567310 · 100+, M
[code]Mientras tanto, Kaname debía cumplir su compromiso y charlar con Kaien Cross respecto a las tabletas de Sangre, una innovación producto de las empresas farmacéuticas de la familia Hanabusa, principal consejero del Clan de Ancianos que velaba sobre la raza vampírica.
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User1567310 · 100+, M
[code]Nada de lo que ocurriese en la Academia pasaba desapercibido para él, aún sin ser parte de la administración o incluso tratar directamente con Kaien Cross, sabía muy bien los movimientos que hacía la Organización de Cazadores así como Zero, quien casualmente era miembro de la misma.
Si bien, no podía hacer notorio su control sobre las situaciones que ocurrían en los poblados y el Instituto, no era el tipo de persona que dejaría algún cabo suelto, y por ello es que enviaría a dos de los vampiros nobles más cercanos a él.
Aidou Hanabusa y Akatsuki Kain, fueron los encargados de seguir los pasos de Zero, y de informarle sus movimientos. Los mismos aceptaron la orden sin rechistar, pero en su interior parecía que odiaban la idea de seguir a alguien como el hijo adoptivo de Kaien Cross debido a la notoria mala relación existente entre los integrantes del dormitorio de la Luna y el último descendiente del clan Kiryu.
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Si bien, no podía hacer notorio su control sobre las situaciones que ocurrían en los poblados y el Instituto, no era el tipo de persona que dejaría algún cabo suelto, y por ello es que enviaría a dos de los vampiros nobles más cercanos a él.
Aidou Hanabusa y Akatsuki Kain, fueron los encargados de seguir los pasos de Zero, y de informarle sus movimientos. Los mismos aceptaron la orden sin rechistar, pero en su interior parecía que odiaban la idea de seguir a alguien como el hijo adoptivo de Kaien Cross debido a la notoria mala relación existente entre los integrantes del dormitorio de la Luna y el último descendiente del clan Kiryu.
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KuZ1570061 · 90-99, M
(...) estaría fichado por el cabecilla de la clase vespertina.
—Es hora…—
—Es hora…—
KuZ1570061 · 90-99, M
Dicha noche, luego de que muchos pensamientos dieran vueltas en su cabeza, no hay mucho de los cuales pudiese aguantar. Un instinto lo atormentaba, lo cual no creía coincidente pero muy similar a lo que tanto aborrecía. Incluso hay secretos que él no puede controlar y fue tan hermético, que prefirió ocupar aquella velada para el compromiso previamente dado, encabezado por Kaien Cross, quién le otorgó cierta misión al albino.
Procuró ocupar toda sutileza para desplazarse entre las construcciones estudiantiles, acomodándose una gabardina cuyo tono pueda pasar desapercibido ante el techo nocturno, y entre el costado de él y bien escondida, a Bloody Rose: su predilecta arma, para castigar a sus inevitables némesis.
Su mente se volvía en un humo, pero tendría que romper aquella pared invisible, pero es inevitable el hecho, de que un odio consume su corazón y mente. No le iba a decir a Yuki por ningún motivo, pues sería revocar algo más que indeseable, y por supuesto, (...)
Procuró ocupar toda sutileza para desplazarse entre las construcciones estudiantiles, acomodándose una gabardina cuyo tono pueda pasar desapercibido ante el techo nocturno, y entre el costado de él y bien escondida, a Bloody Rose: su predilecta arma, para castigar a sus inevitables némesis.
Su mente se volvía en un humo, pero tendría que romper aquella pared invisible, pero es inevitable el hecho, de que un odio consume su corazón y mente. No le iba a decir a Yuki por ningún motivo, pues sería revocar algo más que indeseable, y por supuesto, (...)
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